26 junio 2007

Recortes de prensa

Permítanme repasar los periódicos editados este fin de semana para recuperar un par de cuestiones que corren el riesgo de haber pasado desapercibidas para parte de los lectores onubenses de EL MUNDO. En primer lugar, les remito a la sección Gritos y susurros que firman cada domingo Javier Caraballo y Joaquín Caro, donde hace 48 horas se criticaba el discurso de la presidenta del Parlamento andaluz, María del Mar Moreno, por el inexplicable olvido del socialista bollullero Luis Taracido en la conmemoración del XXV aniversario de la Cámara. En el evento, Moreno tuvo el detalle de repasar la lista de los parlamentarios fallecidos desde el nacimiento del legislativo autonómico, pero ininteligiblemente se dejó en el tintero a este buen médico que se llevó ocho años ocupando escaño y que tristemente falleció en 2003 tras una larga enfermedad. Y duele más teniendo en cuenta que el de la semana pasada iba a ser el primer y quién sabe si último reconocimiento de la institución a la figura de Taracido. Habrá quien excuse o reste importancia a un fallo tan garrafal, pero otros muchos lo ven imperdonable por esto que les estoy diciendo de que llueve sobre mojado... Ahora déjenme recomendarles, si no se han deshecho aún el periódico de ayer, las interesantes reflexiones que ha lanzado también desde las páginas de Andalucía Carlos Navarrete, el histórico líder del PSOE de Huelva, quien no ha tenido problema alguno en hablar alto y claro de las corruptas consecuencias de un modelo de financiación para los partidos políticos que ayer, hoy y dentro de un año obligará a mirar hacia otro lado para que la militancia pueda tener una banderita que ondear durante los mítines mientras los menos acomplejados, «que muchas veces son cuñadísimos o yernísimos», se llenan los bolsillos y aumentan su poder orgánico incluso sin tener un carguito que les permita formar parte de una influenciable ejecutiva local. «Hay fontaneros de los partidos que se dedican a ese trabajo mafioso de conectar con individuos de empresas. Y llegan a obtener un poder inmerecido en la política, constituyendo una jerarquía alternativa. A lo mejor un individuo que goza de la confianza de un partido para realizar este tipo de actuaciones a veces manda más que un secretario general o un presidente provincial o regional del partido. A lo mejor se están esmerando en hacer las cosas bien en un ayuntamiento y de pronto les llega una orden, no se sabe de dónde, de que tal contrata es mejor que tal otra y de que la ejecutiva recomienda que la adjudicación se haga a esa tal». ¿A que merecía la pena recuperarlo?
Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 26 de junio de 2007

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