01 enero 2009

Repasando 'El País'


Curioso contraste de opiniones en El País sobre el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), la sanción a Rafael Tirado y la posición del Gobierno central. Javier Pradera en la página 15 (Jueces bajo sospecha), Eugenio S. Palomares en la 2 del cuadernillo de Andalucía (Reformas pendientes). Este último epata con afirmaciones como la de que «los jueces son poder que responde, casi como Franco, frente a sí mismo y frente a la Historia». En esa línea, establece que la incitación vía internet a una huelga de togas recuerda «los mejores tiempos de Francisco Alcaraz en la presidencia de la AVT» y, tras conceder una tregua que abarcaría todo 2009 para ver si el CGPJ ha acertado (?) con los 1.500 euros de multa al juez Tirado, nos apesadumbra con la conclusión de que el actual panorama «no se soluciona con leyes nuevas en materia sancionadora mientras las interpreten y apliquen los propios jueces». Sin solución de continuidad agrega: «Confiemos en que el nuevo año traiga la reforma judicial que falta»... Pero joder, ¿no acabas de decir que esto no lo arregla el Legislativo mientras el Ejecutivo o la sociedad civil no plantee una suerte de Solución Final contra la supraconstitucional judicatura?

Pradera el Viejo, en la edición nacional (¡y página impar, oiga!), apunta que el «encolerizado rechazo de las decisiones del Poder Judicial por los otros dos poderes despide un tufo demagógico: los profesionales de la política están obligados en un sistema democrático a razonar y a comportarse en términos jurídico-constitucionales». Tras poner a caldo a Fernández de la Vega (compara sus exigencias con las de la Reina de Corazones de Alicia en el país de las maravillas), a Mariano Fernández Bermejo y al propio Rodríguez Zapatero, plantea cuatro cuestiones ineludibles. Copio y pego:

"1. ¿Es admisible descalificar la justicia impartida por los tribunales de un Estado de derecho, en beneficio de una justicia del pueblo dispensada por los medios de comunicación o de la justicia del visir teorizada por Max Weber que ahora pretenden aplicar el presidente del Gobierno y algunos de sus ministros?
2. Los retrasos de la Audiencia Provincial de Sevilla y del juez Tirado en notificar y ejecutar la sentencia condenatoria de Santiago del Valle ¿son hechos atribuibles exclusivamente a esos magistrados o forman parte también de un mal funcionamiento de la Administración de justicia imputable no sólo a los tribunales sino también a las insuficiencias presupuestarias e informáticas de las que el Ministerio del ramo y las comunidades autónomas deben dar cuenta?
3. ¿Cuál es la razón de que 12 de los 14 jueces (así como un abogado y un secretario judicial) del actual CGPJ tipificaran el comportamiento de Rafael Tirado sólo como una falta grave por retraso injustificado en la tramitación de una ejecutoria? ¿Sólo por vil corporativismo? ¿Respondió quizás a una motivación angélica la propuesta de los otros siete vocales restantes, en plena coincidencia con los vehementes deseos del Gobierno y del PP, para calificar esa conducta como una falta muy grave de desatención? ¿No están los magistrados —«sometidos únicamente al imperio de la ley», según mandato constitucional— altamente cualificados para la interpretación de las normas? ¿Es un capricho que el artículo 122 de la Constitución exija que al menos 12 de 20 los miembros del CGPJ sean jueces o magistrados?
4. La obediencia rendida por los vocales de las anteriores reencarnaciones del CGPJ a los grupos parlamentarios que les habían propuesto ha sido la causa principal del desprestigio de la institución, transformada en mera correa transmisora de las fuerzas políticas. Justo en el momento en que los miembros del órgano de gobierno de la magistratura empiezan a votar de acuerdo con criterios diferentes al agradecimiento debido a sus padrinos ¿no resulta obscena la marimorena organizada por el Gobierno y el principal partido de la oposición a propósito del caso del juez Tirado?".

Está de más que les diga con quién coincido esencialmente.

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6 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Pues sí, coincides con el Juez Tirado ¿no es verdad?

02 enero, 2009 19:26  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Con los que creen que al juez Tirado también lo están despellejando una partida de hipócritas con muy poca o nula vergüenza.

02 enero, 2009 19:46  
Anonymous Anónimo ha dicho...

No, si va a resultar que al juez hay que colgarle una medalla. Te pongas como te pongas, y aunque la realidad sea tan cruda, la sanción a Tirado ha sido uno de los casos de corporativismo más escandoloso que se recuerda.
Aceptando que la inadmisible presión política ha tratado de mediatizar la decisión del CGPJ, y poniendo encima de la mesa los desastrosos recursos de la Administración de Justicia, la camaradería mal entendida de los miembros del Consejo ha introducido una dosis de perversión y arbitrariedad de la que la credibilidad del sistema judicial no podrá recuperarse en muchos años.
Y ésa, señor Becerro, sí que supone la mayor mácula para quienes gobiernan a los encargados de impartir justicia: que los ciudadanos, en un Estado de Derecho ,dejen de sentirse amparados por la justicia, una sensación que comparte la gran mayoría de la sociedad española y onubense.

02 enero, 2009 23:40  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Respeto tu punto de vista, te lo aseguro. No discuto que sea una posición razonada o razonable. Creo además que ésa es la conclusión cívica a la que ha llegado, como apuntas, la mayoría de la gente. A lo mejor mi posicionamiento es el que merece matices.

Yo no afirmo que la sanción de 1.500 euros sea la más justa ni que tres años de suspensión sean inapropiados. Critico a los que se han cebado y siguen cebándose hoy día con un juez al que no conozco de nada, pero que estoy plenamente convencido de que se querría morir el día que supo que Santiago del Valle fue el último que estuvo con Mari Luz. Si encima el que se convierte en portavoz de la ira popular es un Gobierno que sin duda alguna tiene responsabilidad directa en el tristísimo desarrollo de los acontecimientos que desembocaron en la muerte de la niña, perdone usted que yo lo denuncie con la misma libertad que reclama el Ejecutivo para linchar moralmente al Consejo General del Poder Judicial.

Es de necios culpar a Tirado en exclusiva no ya del asesinato de la hija de Juan José Cortés, sino incluso del simple hecho de que Santiago del Valle estuviera en enero de este año pendiente de ingresar en la cárcel. Hacerlo además justo cuando los ánimos de una familia dolidísima están más caldeados, puede acabar desembocando en otra desgracia que confío en que ni yo ni nadie desee.

Si quieres soy más preciso, pero contesta sinceramente a lo que te voy a preguntar: ¿te sentirías tú seguro a día de hoy si te llamaras Rafael Tirado y te pudiera identificar cualquiera por la calle por la profusión de imágenes con toga que han o, si lo prefieres, hemos dado los medios informativos? ¿Te habrías sentido tranquilo viviendo en Huelva y siendo familiar directo de Del Valle?

Concluyo: con todo el respeto del mundo, insisto aquí y ahora en que me cago en la mala sangre de todo el que in-te-re-sa-da-men-te (este matiz es muy importante) eche más palitos en esa candela que ojalá estemos a tiempo de apagar entre todos.

03 enero, 2009 00:36  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Si hay algo que me irrita cada vez más es que, en esta sociedad en la que vivimos, uno tenga que estar bien de un lado, bien del otro. Acaso la razón, que no la verdad, no admite más posiciones? Tenemos un problema.

04 enero, 2009 00:00  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Aun cuando dé y trate de explicar mi punto de vista, en éste y en otros asuntos, creo que es muy buena la pluralidad de opiniones. Este debate creo que lo favorece (te agradezco personalmente tu contribución), y también una entrada en la que se exponen dos puntos de vista contrapuestos, enlazados para su cotejo completo.

04 enero, 2009 00:21  

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