De vuelta al 6-4-1

Sigamos con las dichosas especulaciones sobre qué ocurrirá de aquí a siete meses en las elecciones autonómicas. Ateniéndonos al sentido común y a los sondeos de opinión que maneja nuestra clase política, lo previsible es que las aguas vuelvan a su cauce y que se terminen calcando los resultados que, chispa más o menos, estaban previstos en los comicios de 2004. Esto es, que el PSOE obtenga seis parlamentarios autonómicos (ahora mismo tiene siete), el PP cuatro (subiría uno) e Izquierda Unida el undécimo (Valderas regresaría así a su añorada Cámara autonómica). Hace tres años y pico, sin embargo, se sabía de antemano –por la espectacular subida experimentada por los andalucistas en las municipales de 2003– que alguna de estas tres fuerzas políticas iba a tener que cederle un asiento al por entonces delegado provincial de Turismo y Deporte y secretario provincial del PA, Miguel Romero. La duda era quién perdería su silla camino de Sevilla. En este aspecto, la próxima cita electoral pierde bastante morbo. Ese «gigante con pies de barro» que ha demostrado ser el andalucismo onubense ha perdido en su primer traspiés hasta su particular Cuba, la Isla Cristina de Paco Zamudio, de modo que desaparece de todas las quinielas para los restos, por mucha fe y muchas ganas que le quiera poner el puebleño Paco Ramos al asunto (más que les puso el almonteño Ernesto Abel Herrera, imposible). Los socialistas sueñan a veces con dar el sorpresón en la confianza de haberse llevado buena parte del voto del PA con la recuperación para la causa socialdemócrata de los alcaldes tránsfugas de ida y vuelta, pero también son conscientes de que ahora y siempre les va a resultar muy pero que muy difícil no empeorar los resultados electorales del 14 de marzo de 2004. De hecho, no parece que vaya a haber muchos codazos para relevar a Iván Martínez del puesto número siete de la lista, que tal vez sea el síntoma más evidente de que está todo el pescado vendido y que el PSOE se conforma con sacar la media docena de parlamentarios con la habitual holgura que come la moral a sus adversarios. Es muy difícil también, por lo tanto, que el PP no recupere su cuarto parlamentario, de modo que la actual dirección popular no debiera fingir ningún tipo de euforia o triunfalismo en la previsible noche electoral del 9-M. Porque, como se ha dicho, las aguas tienden a volver a su cauce, y eso es lo que se presume que pasará en el arranque de la próxima primavera política. Que el PSOE pegará su vigésimotercer puñetazo sobre el tablero político onubense.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 4 de septiembre de 2007