Claro que tarde

Sé que han pasado ya prácticamente dos semanas y que este comentario ha enmohecido. Pero leo más elogios a la presidenta del Parlamento andaluz, Fuensanta Coves, por su discurso institucional del 28-F, y creo que no está de más apuntar algún reproche al menos.
Porque me parece muy bien que se critiquen duramente los falsos arquetipos y que se pida «sobre todo» la unidad de los diputados regionales «cuando estas alusiones procedan de fuera de Andalucía». Los peores ataques, sin embargo, se suceden de puertas para adentro. Basta revisar críticamente la programación vespertina de Canal Sur Televisión para reparar en ello.
Aparte, está lo que ocurre en la propia Cámara autonómica, delante de las mismas narices de Coves. Allí dijo el mes pasado el vicepresidente segundo de la Junta y consejero de Economía y Hacienda, José Antonio Griñán, que el himno oficial es «todo el que se cante con el corazón», y la discursiva Fuensanta como quien oye llover. ¿Ahora se defiende sólo la bandera?
Por último, es terrible que la única alusión a la prensa escrita (¡en tiempos como los que estamos viviendo!) fuera tan despectiva: «Las cuitas, los enfrentamientos vacíos, no resistirán el análisis de la historia. No resistirán el paso de los pocos días en que tarda en ponerse amarillo el papel de periódico donde un titular brilló una mañana. Ni siquiera las pocas horas en las que cuelga de una página web. Tengámoslo presente cuando afrontemos cada día de nuestra vida parlamentaria». Por la bunkerización total, o sea...
Lo digo tan tarde como claro: es el peor discurso que le he escuchado jamás a una presidenta del Parlamento andaluz, y llevo ya siguiendo unos cuantos.