15 noviembre 2009

Olvidada y... ¿candidata?


En Huelva Información y todas las cabeceras del Grupo Joly, escribe Pepe Aguilar (informado hasta de la última película que vieron juntos Griñán, Chaves y la eternamente influyente Amparo Rubiales) que durante la próxima primavera el aún flamante presidente de la Junta recortará el Ejecutivo andaluz para hacer desaparecer varias consejerías, lo que obligará a recolocar a algunos miembros del exclusivo Consejo de Gobierno.
Imagino que le resultará bastante intranquilizador a nuestra máxima representante autonómica, Cinta Castillo, el hecho de verse excluida del recuento de los que tienen más que justificado su sueldo y, por tanto, su continuidad. Lo mismo ocurre con sus compañeras Rosa Torres, la cultural, o Clara Aguilera, la agraria, que también estuvieron hace unos meses jugando al juego de la silla, cuando perdieron su asiento Francisco Vallejo, Evangelina Naranjo y Teresa Jiménez. Si las obviadas se congratulan de que Aguilar también olvide a la ex alcaldesa de Córdoba Rosa Aguilar (vale la redundancia), será por ganas de negar que están dispuestas a aguantar de pie junto la tapia hasta que suene el tiro propio.
Dos cosas digo yo: la primera, que ojalá Griñán ya hubiera hecho los recortes previstos (no hace falta recordar que lo nombraron con los niveles de polen muy altos); unos recortes que, por otro lado, habrá que comprobar en qué se quedan final y exactamente. La segunda, que a ver si a Cinta no nos la pintan en breve como la candidata ideal para optar a la Alcaldía de Huelva a partir del próximo verano (seguro que hoy es más conocida por el vecino de la capital que hace cuatro años). Sería el modo de seguir atizando duro a Pedro Rodríguez por abuelo, algo que, si viniera de la presidenta de la Diputación, Petronila Guerrero, sonaría a chiste.
En cualquier caso, a nadie escapará que la Castillo sería una candidata a palos. Porque ella sueña despierta con estrenar la reforma del Palacio de San Telmo. Porque ningún político quiere pasar a la historia de la autonomía andaluza con un marchamo de provisionalidad reforzado por la azarosa circunstancia de no haber llegado a poner el pie en otra sede que la circunstancial de la Casa Rosa.

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2 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

El juntar letras para intentar decir algo, no tiene nada que ver con juntar chismorreos, comentarios, campanazos y macutazos, mezclarlo con grosella y jugo de limon y ala! publica que algo acertaré... es como poner el ventilador en marcha y la nata delante (nata, no mierda)seguro que le das a todos y asi aciertas en alguien, y lo peor es hacerse pasar por el que lo sabe todo, y esta por encima de todos, de pena, y patetico, tu padre no lo habria dicho, ni por obligación. Camino erroneo, sistema equivocado, tortazo seguro.

23 noviembre, 2009 23:51  
Blogger Unknown ha dicho...

Olvide decir en el anterior, que, no tengo intención de publicar nada, solo de comunicarte a ti, y solo a ti, lo dicho anteriormente, ignoraba que existiera este blog, te he leido y nunca me quise molestar escribiendo al periodico, lo vi como una perdida de tiempo, esto tambien lo es, pero hoy, hoy me ha dado por escribirte, pues eso...

23 noviembre, 2009 23:57  

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