24 enero 2007

Estímulo laboral

Interesante reflexión dominical de sobremesa, acompañada (como debe ser) de unas buenas migas de pan alcalareño, presa ibérica en su punto y una copa de rioja. En el deslavazado informativo regional de Canal Sur, un reportero entrevista a una de esas curtidas mujeres marroquíes que están estos días formando cola para solicitar trabajo en nuestros campos freseros. La voz en off del periodista ha destacado previamente que la búsqueda de los empresarios onubenses (para completar sin más dilación el cupo de trabajadores contratados en origen ante el adelanto de la recogida) se circunscribe a señoras casadas y con hijos, porque aquí no se quiere correr el riesgo de que haya una estampida de la mano de obra a mitad de la campaña, tal y como pasara no hace aún tanto tiempo. De toda la vida de Dios el jornal ha sido mucho más atractivo en el Levante, hasta el punto de que, una madrugada de hace unos cuantos años, la mayoría de los jornaleros magrebíes se largó calladamente con sus bártulos camino de la fruta de hueso y dejando en la estacada a mucho patrono con inversiones irrecuperables. Hasta la última ampliación de la Unión Europea, había mesnadas de polacas y rumanas dispuestas a venir y hasta a quedarse de por vida si podía ser. Pero ahora que se les acaba de reconocer el derecho a trabajar en la más céntrica croissantería parisina, volvemos a recurrir a la ingente cantera laboral que malvive al norte de Marruecos. Eso sí: con condiciones. Para trabajar en la fresa de Huelva hay que demostrar vínculos familiares inextinguibles, lazos de consanguinidad como los que sólo una madre atesora. Lo confirma la entrevistada por el corresponsal de Canal Sur. Que ella quiere venir a recoger fresas porque tiene muchos hijos que alimentar a su vuelta. Qué mejor estímulo laboral que el hambre de unos críos, ¿verdad? «Sí, muy bien todo, pero eso es inconstitucional», apuntan desde la mesa y el mantel. «Porque en nuestra Constitución se dice claramente que no puede haber discriminación por razón de sexo o por cualquier circunstancia personal o social, y a ver qué es esto si no». Yo me callo, porque creo que es bien cierto, pero todavía habrá quien diga que el artículo 14 de la Carta Magna sólo reconoce la igualdad ante la ley a los españoles, y que estas mujeres no disfrutan nuestra nacionalidad. Mi pregunta es si para el Instituto de la Mujer caben también esas disquisiciones. Si alguien no puede decir abiertamente que estas cosas no se pueden seguir haciendo sin ningún pudor por muy inevitable que sea ese desplome final en el precio de la fresa que ha viciado nuestro sistema de producción.
Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 24 de diciembre de 2007

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5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Respecto al post del día 21, referente a las exigencias liberatorias de la camarada Arroyo, hace tiempo que lo tengo muy claro: sólo debieran ser "liberados" aquellos que ocupen cargos cuyo ejercicio es realmente incompatible con el desempeño de una labor profesional "no política". Con este criterio más de un liberado dejaría de serlo. Pero,además,la remuneración de un liberado debería ser exactamente la misma que tenía en su anterior empleo: sólo así se evitará que las instituciones públicas se llenen de gente que, incapaz de ganarse la vida por sí misma, tenga como objetivo forrarse a costa del contribuyente.

Respecto al post de hoy ¿nadie ve una pequeña contradicción entre la tasa de desempleo, todavía alta en muchas regiones, y el uso casi exclusivo de mano de obra inmigrante en tantos sectores?

Saludos desde 1000 kms de distancia!!!

24 enero, 2007 11:30  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Te comento que la camarada Arroyo entró en el Ayuntamiento de Valverde después de pegar un sonoro cerrojazo a una guardería. El problema para aplicar tu teoría, que me parece de lo más plausible, está en cuantificar lo que cobra uno fuera de la política si la realidad es que, en zonas como el Andévalo onubense, la mayor empresa (cuando no la única) es la Administración Pública. Además: qué hacemos con ese recién licenciado en teleco o Derecho, sin experiencia laboral alguna, que entra en una lista desesperado por la falta de salidas profesionales.

Respecto a la contradicción, yo no creo que sea un problema regional. Hasta en las capitales españolas más potentes se dan tasas de desempleo, especialmente femenino, mientras el servicio doméstico y el cuidado de los niños se confiere principalmente a extranjeras. Entiendo que con tu comentario no territorializas el problema, pero lo que quiero apuntar es que la contradicción se puede resolver también allá lejos, ¿no? Muchísimas gracias por lo demás tu comentario. No sabes lo que me alegra que gente como tú pase algún que otro día por este blog. Saludos allí donde estés, que no tengo la más remota idea de donde es exactamente. ;-)

24 enero, 2007 13:14  
Anonymous Anónimo ha dicho...

No estoy nada de acuerdo con lo que dice en su artículo. Basta conocer - como yo conozco - el trato que en general dan los empresarios agrícolas de Huelva a la mano de obra extranjera para sentirse más que muy orgulloso de ser onubense pues en muchos casos ese trato trasciende a la mera relación empresario-trabajador y llega incluso a lo humanitario. Le recomiendo encarecidamente que se dirija a Freshuelva o a cualquier cooperativa agrícola donde podrán contarle muchos casos de verdadero compromiso y preocupación por los trabajadores inmigrantes. En general, se les respeta y se les aprecia, y la prueba es que año tras año se produce un número mínimo de incidentes en relación al elevadísimo número de ellos en nuestra provincia.

24 enero, 2007 17:24  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Desde luego, el problema paro vs.inmigración es demasiado complejo para ventilarlo en un blog. Tan sólo quería llamar la atención sobre una parte del problema: mientras hay provincias en España con un 40% de paro juvenil, los peones de obra aquí en Barcelona son senegaleses. Mucho me temo que, cuando el sector de la construcción decaiga y parte de estos inmigrantes pasen a ser beneficiarios de las diferentes prestaciones sociales(con todo el derecho del mundo, por otra parte)surgirá un partido de locos racistas dispuestos a sacar tajada.Espero de todo corazón equivocarme en esto, pero los inmigrantes tienen todos los números para ser el próximo chivo expiatorio de un eventual fracaso económico español cuando se acabe el tirón de la construcción (o sea, mañana) y desaparezcan las ayudas europeas (o sea, pasado mañana).

Por otra parte, que la Administración Pública sea el primer empleador no es relevante a efectos de mi teoría: da igual si el último empleo del alcalde-concejal de turno era Inspector de Hacienda (Admón Pública)o cajero de supermercado (sector privado); que conserve su sueldo anterior y se acabó (con límites por arriba, por supuesto: si un Director General de una multinacional quiere ser alcalde de su pueblo, obviamente deberá admitir una rebaja sustancial en sus ingresos).No sólo evitaríamos la okupación de los cargos públicos por parte de incompetentes para todo lo que no sea el arribismo de partido; también, desde la perspectiva contraria, evitaríamos que gente preparada para la función política no la ejerciera durante un tiempo por resultarle oneroso. Creo que sólo así (naturalmente con todos los matices que aquí no se mencionan por falta de espacio)daríamos a la función política su justa dimensión de servicio público.

En cuánto a qué hacer con el recién licenciado, lo tengo clarísimo: si se le propone como cargo político remunerado (esto es, con una carga de trabajo que implica una jornada laboral y altas responsabilidades), NO VOTARLE. Que estudie más, que trabaje (en una empresa o en la administración pública), que ayude en las labores políticas en sus ratos libres y, cuando acredite razonablemente que es capaz de ganarse el sueldo que le pagamos entre todos, que lo intente. Igual que todos conocemos a tontos a tiempo completo subvencionados con nuestro impuestos, hay gente que, robándole horas a su tiempo libre, trabajan sin cobrar un duro por el bien de su comunidad. No creo en absoluto en la simpleza de que todos los que están en política están para forrarse: esto sólo lo sostienen los que utilizan ese argumento como coartada ante sí mismos y ante los demás.

24 enero, 2007 17:33  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Con esos criterios, te aseguro que no se celebrarían elecciones en la mitad del país. Parece que dieras por hecho que todos los ediles tienen muy claro el concepto de servicio público, ¿no? Vas a ir a la abstención de cabeza, me temo.

Respecto a la inmigración, yo no creo que provoque el surgimiento de la extrema derecha en este país, la verdad. Hay PSOE y PP para rato. Saludos.

25 enero, 2007 00:01  

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