Mucha gente en el PSOE se indigna de corazón cada vez que los periódicos convierten las acusaciones de enchufismo en nombres y apellidos demasiado familiares para todos. Porque la militancia es capaz de asimilar cada uno de los palos que los compañeros puedan recibir por su activismo, ya sea dentro o fuera de las instituciones; pero valora muy mal que se hablen pestes de la mujer de tal o del nieto de Pascual, probablemente en la convicción de que no habría lugar a tanto comentario hiriente si éstos no fueran familiares de un político. «Una cosa es un cargo público y otra muy pero que muy distinta toda su parentela», parecen mantener los socialistas, que orgánicamente suelen replicar a cada denuncia pública contra los ascendientes o la descendencia de alguno de sus dirigentes con un silencio monacal; siempre prietas las filas, como dispuestos a esquivar las pedradas y convertirlas en cantera. Así, por ejemplo, se han recibido las últimas denuncias contra la hija de la candidata del PSOE a la Alcaldía de Huelva, Manuela Parralo. Con la muda indignación de quien entiende que se traspasan todos los límites cada vez que el dedo acusador no apunta al político, sino a su gente. Podríamos hacer un extenso listado con todos los escándalos atribuidos en los últimos 12 años por el grupo municipal socialista a familiares directos de dirigentes del PP en el Ayuntamiento de Huelva, pero daría absolutamente igual: nadie le quita ahora a las bases del PSOE que esto sencillamente no tiene nombre, que a ver qué culpa tiene la chavala de ser la hija de quien es, que hasta dónde va a llegar la derechona con la confrontación y el rencor... Siempre el doble discurso, siempre la doble vara de medir. Los unos y los otros. «Todo vale para acabar con el adversario político; pero a mí que nadie me toque». En esa dinámica se desenvuelve el día a día de las instituciones, con la ayuda de los más potentes ventiladores y el único temor a que un día exploten las cañerías. Y los militantes aplaudiendo a rabiar... Permítanme que les recomiende un ejercicio la mar de democrático, que les puede ayudar a posicionarse en el mundo: cada vez que lean en un diario una noticia comprometedora para tal dirigente del PSOE o del PP, afecte o no a algún miembro de su familia, párense a pensar si ese mismo titular aparecería en alguna de las cabeceras rivales si el político en cuestión fuera su oponente. Pregúntense por un instante si los socialistas le perdonarían a Pedro Rodríguez a cinco meses de las elecciones que a su hija le otorgara una plaza de maestra el Gobierno madrileño, valenciano o balear por combinar el inglés y el francés con la biología. Yo, al menos, lo tengo clarísimo.
Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 31 de enero de 2007
Etiquetas: Manuela Parralo, Pedro Rodríguez, PP de Huelva, PSOE de Huelva
5 comentarios:
Hace tiempo que la política española está varada en este principio mafioso-futbolero: todo lo que hacen los nuestros está bien (o, al menos, es disculpable); todo lo que hace el contrincante (qué coño, ¡el enemigo!)está mal.Y los medios de unos y otros jaleando desde la grada...en fin, siempre nos quedarán los toros.
Y el Estatuto, no lo olvidemos.
Pues la verdad, en cuanto a la pregunta que haces al final de tu artículo, tengo muy claro que cuando se trata de corrupciones o corruptelas del Partido Popular, no sólo no se denuncian en el El Mundo Huelva Noticias sino que incluso este periodico utiliza a sus articulistas para construir cortinas de humo para tapar el escándalo.
¡Caray Manolo! Teniendo en cuenta la gran cantidad de concursos de pinturas con sustancioso premio económico que ha ganado el hijo de Rodri en los Ayuntamientos del Partido Popular, mejor no tentar al diablo con semejante preguntita.
En El Mundo Huelva Noticias también los hay que entran por enchufe.
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