30 enero 2009

La trama interminable

«Por mucho que le pese al PP, el Consejo Audiovisual de Andalucía seguirá siendo una pieza importante para el sector y para el entramado institucional andaluz». Gaspar Zarrías, vicepresidente primero y consejero de la Presidencia de la Junta, 48 horas ha. Firme candidato para el lapidario bobo que firman cada fin de semana Javier Caraballo y Joaquín Caro en la sección Gritos y susurros de EL MUNDO de Andalucía.
El entramado institucional andaluz... ¡Ni que se hubiera inspirado en el portal de Pedro de Tena Por Andalucía libre! Doy fe de que, si lo pone uno de cintillo informativo, le exigen la rectificación por burofax y que se ande con cuidado el periodista valentorro, porque a ver si el asunto no termina en querella formal y el juez más simpático no te obliga a costearte los servicios de abogado y procurador.
Y eso que lo que ha dicho Zarrías no es más que es una descripción fidedigna de la importancia sectorial adquirida en estos pocos años de vigencia por el Audiovisual andaluz, el famosísimo CAA que, literalmente, vela y se desvela para que no pasen porno en abierto a partir de las seis de la mañana, para que la publicidad de juguetes no sea mucho, poco o más bien nada sexista y, sólo a partir de este mes y de este año, para que el pluralismo no brille por su ausencia en los informativos de las televisiones públicas que emiten en la comunidad autónoma.
Que le pregunten si este entramado es o no importante a Rogelio Delgado, recién aprobados los 173.000 euros extras para tres meses más de «incompetencia», según dictaminaron los exquisitos consejeros audiovisuales nombrados a propuesta del PSOE. O a los cuatro trabajadores de la UTE que en su día tuvieron que ir a República Argentina (la avenida, no el país) a que les instruyeran sobre seguimiento informativo. Que las cosas son como son y, a veces —sólo a veces—, como se dicen.

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