Ahora o nunca
Si yo fuera presidente de la Junta o estuviera a unos pocos días de convertirme en tal, esto es, si me llamara José Antonio Griñán Martínez y me hubiera encerrado con gente de confianza para preparar mi discurso de investidura, no desaprovecharía la oportunidad de dejar descolocado a todo el mundo proponiendo una limitación de mandatos regulada por ley.
Él, por una cuestión generacional, si se presenta como candidato del PSOE en 2012 (o antes; a ver quién atina con el punto y final a esta crisis económica) lo hará por los pelos, con los 65 años ya cumplidos y en puertas de empalmar 66 veranos. Si nadie contempla un escenario de más de siete años en el poder para el sustituto elegido por Chaves, ¿por qué no aprovechar esa circunstancia? Aparte, el líder de la oposición regional, Javier Arenas, tiene 51 años y a él sí le sería aplicable (llegado el caso) esta restricción de derechos políticos.
Pero es que, además, se invita a abrir un debate a nivel municipal en el que los socialistas tienen mucho que decir y que ganar. Porque ¿tiene sentido que un político se eternice en la Alcaldía? ¿No es de recibo que, si se acuerda unánimemente en el Parlamento que nadie después de Chaves pueda estar más de ocho años gobernando, los mismos partidos pactantes alcancen acuerdos similares en otras instituciones andaluzas?
Piensen en Huelva sólo si quieren (14 ininterrumpidos años de gobierno, con Pedro Rodríguez a punto de alcanzar la edad de jubilación, en concreto el próximo 22 de junio), pero reparen también en la situación que se da en el resto de capitales andaluzas. La única regidora que salvaría el cuello es la jiennense Carmen Peñalver, del PSOE, que lleva dos años en el cargo y optaría a la reelección. ¿No es éste un magnífico momento político para que el centro-izquierda eleve el listón democrático?
Etiquetas: Pedro Rodríguez, PP de Huelva, PSOE de Huelva
1 comentarios:
La idea es buena, Manolo. Pero cometes un error de planteamiento. Lo que propones se ha de hacer por la vía de la reforma de la Ley Electoral General. Ahora bien, la democracia española no es la de USA, aquí lo que gusta es agarrarse al sillón como garrapatas, cobrando, claro.
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