02 septiembre 2009

Introspección (I): decapitaciones escolares

Sin mediar afortunadamente la hidrocefalia, de los nacidos en Valverde en el 76 pocos o ninguno tenían —y siguen teniendo a día de hoy— más cabeza que yo y mi amigo Manolo Mantero, según mediciones oficiales efectuadas por nuestro tutor, don Juan Feria (con una guita y en horario lectivo; y ahí está: felizmente jubilado y sin que Educación le abriera expediente informativo ninguno).
A día de hoy seguimos bien despachaos, con más talento natural que ninguno de nuestros coetáneos, protagonizando cada inicio de feria junto a un par de gigantes, camino de la estación (este año se nos unió Pablo Pérez Limón, como se puede verificar en la web del mascón de Alfonso Macías, que anoche, cuando venía con el coche y me vio junto al escaparate de Monca, pisó el freno de la guasa para decirme que qué raro se le hacía no verme fotografiado en un recuadro de internet).
De lo que muchos no se acuerdan ya es de que, una buena mañana, Manolo Mantero se quedó literalmente sin cabeza lo menos medio minuto. Durante esos 30 segundos mal contados, fui el más cabezón de la clase o de mi generación sin discusión. Pero lo más macabro y escabroso de todo es que a Mantero lo había decapitado un señor delante de nuestras escolares narices, con todos los maestros de brazos cruzados. Y doy fe de que algunos compañeros de pupitre aplaudieron a rabiar…
Estaríamos en ¿sexto de Básica quizá? Nos llevaron a todos los niños a la mítica Sala Tifanny’s, o como se escribiera el antiguo cine/teatro, a ver un espectáculo de magia. Y en éstas que pide el mago un voluntario entre el público para protagonizar un número de una peligrosidad extrema.
Recuerdo a más de uno ofreciéndose a gritos subido en la butaca, con el brazo levantado y el índice más alto todavía, como intentando rascar al techo. «¡Yo, yo, yo, yo, yo…!». Pero el ilusionista reclamaba expresamente niños a ser posible grandullones, y con el rabillo del ojo dio con mi tocayo antes que conmigo, y allí que te sube Mantero al escenario, y le plantan un cubo negro en la cabeza, y primero abren el cajón y se le ve la cara a Manolo, pero a continuación cierran aquello y empiezan a meterle no sé cuántas espadas por un lado y por otro (¿o eran afiladas planchas de acero?), y allí todos los niños chitón, y Mantero de pie sin soltar ni un ‘¡Ay!’, con la caja en lo alto, y el mago que abre por segunda vez el cajón y allí no está la cabeza de mi amigo cortada en mil pedazos. Y cierra deprisa y, empieza a sacarle espadas y cuchillos de todas partes, y vuelve a abrir el cubo y ¡zasca!: reaparece la cabeza de Manolo, sin ni un solo rasguño, compitiendo de nuevo con mi testa por ser la más lustrosa.
¿A cuántos compañeros nos tuvo que explicar Mantero el doble fondo de aquella caja, donde se esconde mágicamente parte de nuestra infancia?

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8 comentarios:

Blogger Catum ha dicho...

... y yo preguntándome como era posible que no te conociera, ahora que se tu edad, del 76, con Juan Feria de maestro (tambien lo fué mio, soy del 74), y compañero de Manolo Mantero, ya te ubico, otro compañero de tu clase fué mi hermana Ana Vázquez y al ser yo su harmano mayor ... más o menos contralaba a los de su clase. No se porque pero en la foto del blog me parecías mayor y por eso no te reconocía.

Me ha gustado este relato de infancia valverdeña que, aunque te leo, en general me cansa la política.

Saludos

02 septiembre, 2009 16:24  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Yo sí te tengo identificado. A tu hermana la vi hace unos pocos años en Sevilla, cruzando el puente del Cachorro una mañana de trabajo. Permanecieron muy pocas niñas en mi clase hasta octavo; las Salesianas no ayudaban a la mixtura. Estaba ella (por cierto: la mejor estudiante de la clase, con diferencia), Camelia Rosa Blanco, Yolanda Vizcaíno Guisado, Loli (que vivía a la vera del colegio y se fue a terminar la EGB a Huelva), y luego más gente (María José, que terminó creo que en Moguer; Juani) que estaban en el otro curso. Ya no recuerdo si el mío era el A o el B, la verdad.

Saludos también para ti Te sigo también blogueramente.

02 septiembre, 2009 16:52  
Blogger Doria ha dicho...

Tu relato Manolo, vale más que un vídeo de 100 horas de retrospectiva.
Magnífica su descripción que hace funcionar la "chorla". Y hablando de élla, ¿Te atreves con la mía?. Perederías, estoy seguro.
Catum, ¿apolítico? ¡cuerpo a tierra!
Por último, Manuel, eres de la misma cosecha que aroal; la edad de Cristo.
Saludos.

02 septiembre, 2009 16:58  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Lo que te aseguro es que mi padre tenía menos cabeza que yo, y que más de un nudo de corbata me tuvo que rehacer para no dejarme yo las orejas en el intento. Aparte, en Madrid, en la redacción nacional de El Mundo, le quité el cetro a Pedro Simón, otro tipo inteligentísimo, tú ya me entiendes. Así que cuidao a ver si no vas a tener que pagar tú la cerveza. Un saludo afectuoso.

02 septiembre, 2009 17:27  
Blogger Catum ha dicho...

Doria: no es que yo sea apolítico "der tó", la local si la sigo y me interesa y la nacional pues también (más o menos, porque cuando se ponen pesados con un tema como ahora con las escuchas.. puffffff), me refería a que algunos artículos que Manolo publica de politica local de Huelva Capital o de Diputación a veces se me hacen difíciles de digerir, no por que él no escriba bien (que tiene una pluma muy bien trabjada) sino por deméritos míos (desinterés y apatía de políticas de medio pelo)

02 septiembre, 2009 17:52  
Blogger Rafael ha dicho...

Osú lo que ha dicho el Catum... ha llamado políticos de medio pelo a los insignes próceres locales, provinciales y regionales que disfrutamos en la Imparable.
Coñas aparte, una corrección (creo), ¿no debe ser "introspección"? ¿Le sobra una "n" al título del articulillo? ¿Eh?
Salud.

02 septiembre, 2009 19:15  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Touché.

02 septiembre, 2009 20:32  
Blogger Carmen ha dicho...

Me ha gustado tu recuerdo infantil Y en cuanto a gente inteligente, tengo la suerte de conocer a más de uno, ¿te has llegado a fijar alguna vez en la hermos testa de mi esposo? Inteligente a rabiar...

Besos.

02 septiembre, 2009 20:57  

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