Descontaminación

No sé si a ustedes les habrá ocurrido un tanto de lo mismo, pero a mí me han descolocado un poco esas últimas declaraciones del antiguo alcalde de Huelva y ex presidente del PSOE onubense Juan Ceada proclamando a los cuatro vientos que el futuro parque eólico del Espigón –que él mismo se está encargando de impulsar desde la iniciativa privada– «crea unas condiciones para una descontaminación importante». Por supuesto que estoy al corriente de que el histórico dirigente de la ORT capitalina lleva ya algunos años sin ostentar ningún cargo orgánico en el Partido Socialista y de que todo lo que vaya soltando por esa boquita a lo sumo lo hará en calidad de militante, aunque en este caso mantendrá que estaba hablando única y exclusivamente en nombre de su empresa. Pero uno también debe ser consciente de que la gente lee Ceada y piensa inmediatamente en PSOE, y ese comentario a vuelapluma –o plenamente meditado, vete tú a saber– sobre la contribución que desean hacer los empresarios de los vientos no ya para proteger la playa más choquera de todo el litoral, sino para su descontaminación, obliga a aguzar los oídos a todos los actores sociales de esta provincia, empezando por los empresarios y terminando por los sindicatos, sin olvidarnos de los partidos políticos y de lo que quede de la Mesa de la Ría. ¿Quizá se está empezando a verbalizar un nuevo discurso socialista respecto al futuro medioambiental de Huelva a medio o corto plazo? ¿Se pretende incidir –consecuentemente– en la necesidad de instalar industrias de muy bajo o de nulo impacto contaminante en el cinturón industrial onubense? ¿Hay temor a no ser partícipes o protagonistas en cualquier primer paso de gigante que se dé en orden a la recuperación de la Avenida Francisco Montenegro tras el anuncio del alcalde del PP, Pedro Rodríguez, de que buscará en su cuarto mandato una solución para la balsa de fosfoyesos, ésa que le contestó a Pablo Carbonell que ya estaba allí cuando él llegó al poder? Todo puede quedar reducido, desde luego, a una mala interpretación o a un lapsus de quien realmente sólo hubiera querido decir que su molino y sus aspas no añadirán más gases a la atmósfera. Sin embargo, tanta desmesura dialéctica en un dirigente ex socialista de la talla y el recorrido de Ceada a mí al menos no me termina de cuadrar, no me puede parecer casual. Así que aguardo pacientemente acontecimientos. Al menos, confío en la reacción fulminante del ugetista Luciano Gómez, otro descreído de la vida al que también le tienen que estar pitando de lo lindo los oídos.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 11 de julio de 2007