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Abandonaba ayer oficialmente José Cejudo la Presidencia de la Diputación Provincial sin que se hayan iniciado las obras del desdoble de la carretera nacional 435, una de sus mayores reivindicaciones —si no la principal— durante sus primeros cinco años de mandato (el último tercio lo ha dedicado a calcar el proyecto de aeropuerto bien llamado de Don Quijote en Ciudad Real, que no está de más recordar que, una década después de su anuncio a bombo y platillo por parte de la Diputación manchega, aún sigue en ejecución). Aseguran en el PSOE que, cuando llegaron al Gobierno central en 2004, se encontraron vacío el expediente que tanto juró y perjuró el popular Luis Marquínez que estaba rellenándose año tras año con los preceptivos estudios informativos que eternizan la puesta en marcha de cualquier infraestructura. Pero al ciudadano onubense medio —que está al tanto de cómo se las gastan sus políticos cuando suena la flauta del afilador— le escama que hayan pasado ya unas siempre complicadas elecciones municipales y, ni siquiera para una ocasión tan señalada como ésa del 27M, haya tenido a bien acercarse por estos andurriales una ministra de Fomento cien por cien andaluza como Magdalena Álvarez a repartirse la pala con Cejudo ante los fotógrafos para solemnizar la próxima llegada de máquinas, operarios y alquitrán dispuestos a improvisar esa autovía que ha de surcar la provincia de norte a sur y que, de paso, serviría para fulminar el temor reverencial a la incomunicación que sacude al incauto inversor que se adentra por vez primera en las comarcas del Andévalo y la Cuenca Minera. Como bien saben, nada de eso ha pasado aún. E imagino que, por mucha utilización partidista consciente que se haya hecho en su día de la N-435, al alcalde de Valverde le tiene que quedar un regusto bien amargo en la boca después de tanto poner y quitar carteles del balcón del Ayuntamiento, después de tanto tríptico repartido en el semáforo de Beas, de tanto estudio informativo ofrecido por los ingenieros de la Diputación a Álvarez Cascos y de tanta cuña en la radio con el pastelero valverdeño que al final ha resultado ser el hijo de Rufino el de Aracena, cuyo padre se encarga del reparto aguas arriba... Ojo, de todas formas, si se confirma el rumor que se apuntaba en La Lupa hace dos o tres días de que Cejudo podría terminar relevando a José Antonio Marín Rite como presidente portuario. Porque alguien tiene que seguir cogiendo la banderola de Huelva como salida natural de Extremadura al mar. Y ése también saldrá en esa foto junto al titular de Fomento que venga a hacernos justicia.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 4 de julio de 2007