Los destinos del dinero agrario

Cuando en 2013 la UE cierre el grifo que alivia esta legendaria sed nuestra de siglos, para centrar sus esfuerzos presupuestarios en hacer converger a los países que nos han permitido elevar a 25 el número de miembros de este club de privilegios, a lo mejor se zanja de raíz el problema que voy a referirles, porque uno no tiene otra cosa que hacer que meterse descalzo en el primer charco que vea. Hasta entonces, tendremos que seguir desayunándonos cada dos por tres con noticias de apariencia bucólico-campestre que dejan a cualquier contribuyente con el alma en vilo. Primero fue la tartajosa confesión que le hizo Alberto Roa, el gerente de la asociación de desarrollo rural integral de la Costa Occidental (Adricoh), al hombre que impulsó su designación para ese puesto de responsabilidad –el alcalde de Cartaya, Juan Antonio Millán– de que imitando su firma había desviado 480.000 euros de la entidad a su cuenta corriente, con la advertencia al comandante de que, a su leal saber y entender, será prácticamente imposible recuperar esos 80 millones de los antiguos por la vía de los hechos o del derecho. Pero es que ayer mismo otra asociación para el desarrollo rural, en esta ocasión la del Condado (Adercon; ojo con ciertos acrónimos, que tienen premio), nos anunciaba la buena nueva de que ha tenido a bien conceder a la Hermandad del Santo Entierro de Trigueros 7.686 euros de subvención para la restauración de los respiraderos y jarras del paso de palio de la Virgen de la Soledad, cubriendo así el 71,5 por ciento del coste de la obra con cargo a esos fondos Proder que se idearon en su momento para ayudar a los emprendedores rurales, pero que a la vista está que a día de hoy valen igual para un roto que para un descosido. Antes de que se sulfure más de un cofrade conmigo, azuzados por esa clase política chaquetera y escondidiza, que se pregunten si no se podía haber habilitado esa misma cantidad de dinero con cargo a cualquier otra partida del presupuesto de la UE, del Estado, de la Junta, de la Diputación o del Ayuntamiento; con cargo a otro capítulo que no fuera el estrictamente agrario. ¿O es que es lógico que se engalane a la Soledad con un dinero que debiera de servir para comprar cosechadoras? Esta misma cuestión se la planteé hace pocas semanas en una entrevista al consejero de Agricultura, Isaías Pérez Saldaña, y entonces contestó que estaba en desacuerdo con la concesión de este tipo concreto de ayudas porque no generan un empleo que permanezca en el tiempo. Pero ahí están los de Adercon sacando pecho en una nota de prensa de lo más capillita. Y, mientras tanto, el PSOE amagando con romper el concordato con la Santa Sede de 1979... ¡Viva Cartagena!

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 30 de octubre de 2007