04 abril 2009

En San Juan

Atravesé 74 kilómetros de niebla esta mañana para asomarme al homenaje del PSOE de Huelva a los alcaldes y concejales de las primeras corporaciones de la actual democracia. Llamaron a mi casa en Valverde invitándonos a acudir en representación de mi padre, y allí me planté, porque a él le habría encantado pasarse a ver a los viejos amigos y también por saludar y charlotear con históricos y nuevos militantes del partido.
El acto ha sido especialmente adusto, acorde con los tiempos. No han invitado ni a copa de vino, y eso que allí se han juntado esta mañana casi 300 personas, algunas tras largas odiseas serranas.
Se ha emocionado, puño en alto, el alcalde de Cumbres de Enmedio, Eulogio Páez, el único que lleva 30 años en el sillón presidencial de su Ayuntamiento. En pocos mítines tan concurridos ha tenido que tomar la palabra. ¿Será cierto esa consanguineidad en tercera o cuarta línea con la familia Chaves? La alcaldesa de Chucena (en sustitución del ascendido Ignacio Caraballo), Teresa Rodríguez, ha querido representar el cambio generacional y la cuota. Discurso leído, nervios; le falta recorrido a la regidora. También intervinieron el secretario de Política Municipal, Manolo Domínguez Limón, y el alcalde sanjuanero, Felipe Prieto.
La última palabra la tomó Mario Jiménez, y casi no la suelta. Habría que recomendar a todo el que vaya a dar un mitin sentarse en uno de los sillones del público y medir cuánto tiempo soporta allí sin coscarse, y que luego decida autónomamente si alarga o aligera sus discursos.
En uno de los momentos de su intervención, Mario ha dicho que tiempo atrás había que entrar en los ayuntamientos «quitándose la gorra», porque los que estaban allí «iban a servirse ellos». «Ahora no, porque los concejales saben que están ahí para servir a los ciudadanos». Me suena adanista, a panfleto antifascista antes que a constitucionalismo sensato, como esa alegría efervescente porque —según el secretario general del PSOE de Huelva— en 30 años no ha habido ningún escándalo de corrupción en ayuntamientos onubenses gobernados por el Partido Socialista. Unos se olvidan, otros se taparon y de la mayoría no se entera ni el gato. Pero mangantes hay en todos lados, por desgracia. Negarlo con golpes de pecho es obsceno.
Siento una enorme simpatía por mucha gente a la que he visto esta mañana: Manuel Eugenio Romero, Paco Orta, Eduardo González, José Ramón Pozuelo, Félix Soto... Son personas en las que siempre veo algo de mi padre, lo cual me sigue emocionando a día de hoy.
Al volver a casa, la bruma se había disipado.

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2 comentarios:

Blogger Abel Sosa ha dicho...

Me parece a mí que este Mario tiene más cuento que otra cosa. Que hubo gente que saltaron tapias de corrales por simpatizar o ser amigo de alguien que simpatizaba con algún sindicato o partido de izquierdad, pues sí, pero que hoy día se mire por donde se mire, existe muy pero que muy poquita gente con el don y la virtud de darse a los demás ( en este caso al pueblo ), ya que lo único que quieren es tener un buen sillón, las cuentas bancarias bien abrigaditas y, dame pan y llamame tonto. Saludos.

06 abril, 2009 09:11  
Anonymous Anónimo ha dicho...

NO ES PRIMO EN NINGUN GRADO DE LA FAMILIA CHAVES

07 abril, 2009 10:15  

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