13 noviembre 2009

«¡Falta Barrero!»

El «¡Falta Barrero!» que le gritó ayer —con plena complicidad— el portavoz socialista José Antonio Alonso al presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, se reduce a anécdota divertida, pero estuvo a un tris de acabar en histórico drama democrático.
Una gastroenteritis aderezada con una bajada de tensión dejó al de Sotillo de la Adrada (justo en el momento clave de la votación de la nueva financiación autonómica) en los pasillos de la Cámara Baja, la cual, por lo visto, se bunkeriza hasta quedar herméticamente cerrada (¿a lo mejor a raíz del 23-F?) cuando llaman a sus señorías para apretar el botón decisivo, ya sea con manos o pies.
El mal rato que tuvo que pasar Javier hace escasas 24 horas no lo quiero ni para mí ni para nadie, así que mi solidaridad plena y sincera con el afectado. Lo puso Cervantes en boca del Quijote: «El trabajo y peso de las armas no se puede llevar sin el gobierno de las tripas». Pero que dé gracias a Dios por el hecho de que su ausencia no resultara decisiva, porque una tontería de éstas lo descabalga como secretario primero de la Mesa del Congreso.
En determinados sitios de privilegio se puede estar con la cara roja, amarilla o verde; lo que no se puede es no estar, y menos aún por culpa de un mal café. Y que no se olvide Barrero de una cosa: con 60 primaveras florecidas a sus espaldas, los delfines ya no le van a saltar simpáticamente sólo en Mazagón.

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1 comentarios:

Blogger Doria ha dicho...

Es más digno esto, al menos, que votar con el pié en el escaño de al lado.

13 noviembre, 2009 12:21  

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