24 julio 2008

Las huellas dactilares

Visto lo visto, lo lógico sería pensar que a partir de ahora el PSOE se cuidará muy mucho a la hora de volver a criticar el modelo de funcionamiento interno del PP, la presidencialista técnica del dedazo empleada tanto para renovar las estructuras orgánicas como para imponer a las cabezas de cartel electoral menos privilegiadas. No tiene mucho sentido presumir de prurito democrático en una organización que erige a sus nuevos líderes como acaba de hacerse ahora con Mario Jiménez o como ya ocurriera en la proclamación de la candidata capitalina Manuela Parralo en aquel inolvidable cónclave del campus del Carmen, donde los aplausos no lograron tapar los sonoros portazos de la militancia. Los mismos que en la década de los 90 llegaran a imponerse en sus estatutos internos el sistema de primarias, sin el cual podríamos discutir largo y tendido dónde estaría en estos momentos gente como aquel diputado leonés de raso llamado José Luis Rodríguez Zapatero, saltan como cojos cada equis tiempo cuando en la acera de enfrente un Aznar impone a su Mariano Rajoy como sucesor, o en cuanto simplemente se empieza a rumorear (¿para dorar a fuego lento al candidato quinielístico?) que Pedro Rodríguez cederá la presidencia provincial a su concejal más fotogénico. Que si falta de democracia interna, que si los hábitos de la derechona de siempre, que si los fascistas son irreformables por naturaleza… Y al final resulta que, cuando se va Javier Barrero porque entre ZP y Chaves le abren de par en par la puerta de la ejecutiva federal del PSOE (a modo de puente de plata, al menos desde la óptica de los ingenieros de la sevillana calle San Vicente), el secretario general de los socialistas onubenses se permite el lujo de imitar al oponente y señalar con su dedo índice a uno de los candidatos autonómicos que más rechazo produjeron a finales del año pasado en el proceso interno y trucado de elaboración de la lista para las elecciones andaluzas, hasta el punto de que él mismo tuvo que dar un paso atrás y cejar en su empeño de encabezar la candidatura, una vez garantizado que sería numéricamente el primero de los varones, por delante del flamante presidente de Cartuja 93, el ayamontino Isaías Pérez Saldaña. El Partido Socialista estará obligado a revisar algunos discursos de siempre si sigue en esa dinámica, que es la que parece imponerse de forma natural con el tiempo y el relajo de las formas para solaz de todos los aparatos, incluidos los del PP, legitimados a anquilosarse por la moda de lo arcaico. Piense la izquierda de hoy y mañana en el flaco favor que le hace al sistema con estas candelas democráticas, que prenden en la convicción de que, en el país de los ciegos, nadie tiene por qué enterarse de que el rey tuerto ha perdido el otro ojo.
Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 24 de julio de 2008

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5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

En política existen dos reglas no escritas que todos respetan, independientemente de su ideología, una consiste en felicitar a quien ocupa un nuevo cargo de responsabilidad, la otra consiste en conceder 100 días de gracia a quien ocupa ese nuevo cargo y a partir de ahí hacer valoraciones con conocimiento de causa. Tú no has felicitado a Mario Jiménez sino que lo has intentado desacreditar y, además, no le has concedido ni un solo día de gracia antes de hacer crítica destructiva. Eso tiene un nombre: miseria moral.

24 julio, 2008 19:05  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

A Mario lo felicité personalmente en el congreso de Granada por su ascenso. Este artículo es de crítica al sistema de elección empleado por el PSOE, nada más; pero vale, imagino que habré hecho mal en recordar lo que pasó a finales de 2007 en las agrupaciones locales durante la aprobación de las listas para las autonómicas. Lo de los cien días, ¿significa que los periodistas no podemos escribir críticamente de los recién nombrados? Te recuerdo que no soy el líder de la oposición, ni tan siquiera el último concejalillo de Huelva. No soy político ni tengo cargo público. Pero te recuerdo además que los cien días se conceden al que llega a una institución pública. Entiendo que tú, si militas en el PSOE, concedas esos cien días a quien te representa ante todos. Yo no tengo esa obligación, ni cívica ni periodística. Por lo demás, te juro que mi crítica es tan constructiva como la de cualquier crítico con cualquier cosa; quien la oye tendrá que asumirla o no, nada más. Para eso instauramos un Estado de libertados, ¿no? Por último, parece que lo único que no tiene nombre eres tú, imagino que por tu riqueza moral: la que te llevó a dejarme este comentario dorado en este cuenco sin fondo. Gracias por tu generosidad, por indicarme la salida de esta cueva en la que quizá te riñan algún día por haber entrado.

24 julio, 2008 20:37  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Adivina, adivinanza...
que ex-dirigente del PSOE, residente habitual en la costa onubense, acude a una Farmacia sita en El Rompido, con una receta del peculiar farmaco "LEVITRA".... Tan tocado lo ha dejado su anterior cargo...ayyysssss que cosas...

25 julio, 2008 00:49  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy buena la respuesta. Eres un periodista de verdad.

25 julio, 2008 04:25  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Eres tonto Simón y no tienes elección.

25 julio, 2008 23:57  

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