21 julio 2006

La mina

Paso la página del periódico del martes y leo: “El PSOE llevará al pleno de Diputación el inicio del proceso de expropiación de fincas de MRT”. El subtítulo trata de precisar la profundidad del anuncio socialista: “El fin de la iniciativa, evitar que caigan ‘en manos privadas’ los terrenos de la unidad industrial”. No me resisto a revisar el contenido de tan sorprendente noticia. Resulta que Mario Jiménez, secretario de Organización del PSOE, concluye el ¡17 de julio de 2006! en una rueda de prensa que “la mina fue la dueña de Riotinto durante muchos años y, ahora que no hay actividad, lo último que convendría a Riotinto es que esas fincas pasen a manos privadas con intereses especulativos”. No sé ustedes, pero yo tengo la sensación de que cualquier madrileño que esté tostándose en Islantilla y que le haya echado un vistazo a las páginas onubenses de EL MUNDO, concluirá necesariamente que de la Cuenca Minera se ha estado sacando cobre hasta hace un par de meses. Pero no es el caso. Le explico, querido turista aburrido: de allí no se saca mineral desde hace un lustro, concretamente desde que volvió el ropavejero de Carlos Estévez a tomar las riendas de MRT. En esta segunda etapa, su mayor logro como gestor empresarial consistió en venderle a la Junta de Andalucía por algo más de un millón de euros una finca que le acababa de embargar el Estado, en una operación que fraguó a través de una empresa fantasma denominada Proyectos Clarkdale. Estévez engatusó a la extinta Consejería de Desarrollo Tecnológico dirigida en aquel entonces por el actual secretario general de los socialistas sevillano, José Antonio Viera, asegurando que con ese millón él pondría mágicamente en marcha la línea del oro, ¡incluso sin luz!... Al final pasó lo que se intuía que iba a pasar: se constituyó la comisión liquidadora y se vendió en una notaría sevillana -con la oposición expresa de la Dirección General de Minas- el pack completo de la unidad industrial (incluyendo necrópolis romana, Pozo Alfredo, etcétera) a Mantesur Andévalo, con Luis Arias y Juan José Pérez Padilla como principales estrellas invitadas. Desde entonces, esta sociedad limitada ha puesto mil y un obstáculos al desarrollo turístico de Riotinto, vetando el acceso a Corta Atalaya y presionando a lo bestia a la Junta para que les reconocieran como los empresarios mineros que no son, por mucha ampliación de capital que les hagan sus mandantes. Pero compraron aquello con todas sus cargas, de modo que el Estado les volvió a embargar y ahora es cuando Mario sale diciendo que “lo último que convendría a Riotinto es que esas fincas pasen a manos privadas con intereses especulativos”... ¿En qué piensa exactamente el vicepresidente de El Monte? Y, sobre todo, ¿a quién pretende tomarle el pelo a estas alturas?
Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 21 de julio de 2006

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