11 febrero 2008

Reestructuración y malentendidos


Igual que se apresuró —la misma tarde en que se hicieron públicas las listas del 9 de marzo— en subrayar, vía agencias, que su relevo «estaba previsto desde hace tiempo», Luis Marquínez ha sido el más rápido de todos los outsiders del PP de Huelva en plantear la navajera necesidad de «reestructurar» el centro derecha onubense tras las elecciones generales y autonómicas, se colige que con independencia de lo que decidan soberanamente las urnas en tan sólo 27 días. El argumento principal, el más considerable de todos los que ha expuesto el ex diputado nacional para saltar de antemano y con este ímpetu, no es otro que la «dificultad» objetiva con la que Pedro Rodríguez habría de compatibilizar el cargo de alcalde de la capital con la Presidencia del partido, aunque no aclara si la misma estriba en que estamos hablando de Perico o en que quizás ambas responsabilidades no son nada fáciles de acumular naturalmente. Sea por la razón que sea, de entrada el apunte de Marquínez se queda cojo, pues obvia el hecho cierto de que, además, Rodri vuelve a encabezar la lista popular al Parlamento andaluz y que, por lo tanto, va a seguir otros cuatro años ocupando un escaño que huelga decir que también requiere varios desplazamientos intersemanales y cierta dedicación temporal que suman mal para quien, de entrada, no puede con la penitencia que lleva a cuestas. Este dato lo soslaya don Luis, y no sé si lo hará por mala conciencia. Porque de la estructura actual del partido a nivel provincial, de su excesivo personalismo (muy por encima de lo que se presupone en un modelo presidencialista), los máximos culpables son en realidad media docena de dirigentes (entre los que tenemos que incluir a Marquínez; ¡faltaría más!) que auspiciaron primero y bendijeron después la santa trinidad periquista no hace tanto tiempo —y con el viento en contra de la candidatura de Hernández Cansino— como para que se les haya olvidado por completo. Ya se ha repetido muchas veces, en este periódico y en esta columna, la moviola de la salida de Curro Pérez de la política huelvana como para que a estas alturas ciertos señores salgan diciendo que un alcalde de Huelva no puede o no debe ser presidente provincial. ¿Qué pasa, que nadie piensa hacerse cargo de estos cuatro años transcurridos? ¿Es que no hay responsables principales de que en 2004 se acabara con aquella «pequeña distorsión» orgánica «por todos» conocida para garantizarse los puestos de salida en las listas autonómicas y generales? «Tenía tan mala memoria que se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo», concluye la greguería de Gómez de la Serna. Aquí a lo mejor algún día alguien terminará reparando, de golpe, en que la obligada reestructuración empezó por él mismo.


Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 12 de febrero de 2008

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