20 diciembre 2005

Jugar al despiste

Si no me fallan las cuentas, hoy finaliza el plazo para que los que ofrecieron a la Agencia Tributaria 2,8 millones de euros por tres fincas embargadas a la antigua MRT ingresen esa cantidad en las arcas del Estado. Faltarían 24 horas para que los periódicos confirmen o desmientan lo que Luis Arias Fontán se ha encargado de pregonar por toda la Cuenca Minera: que está dentro de esa empresa que pujó la semana pasada en Madrid para hacerse con cerca de 1.200 hectáreas de terreno. Me cuento entre los pesimistas, porque no le encuentro ningún sentido a que este hombre se ponga a fardar de algo que se iba a descubrir en sólo unos días que era otro farol. Pensemos por lo tanto en que, efectivamente, el antiguo responsable de Gomimar se ha aliado con gente de dinero para hacerse con medio pueblo de Riotinto ante la pasividad de la Junta de Andalucía, que desde luego no midió bien lo que hacía cuando mandó a la capital de España a un representante del antiguo IFA con ese millón y pico de euros clavadito al que le soltaron a Carlos Estévez en febrero de 2002. Si recuerdan, hace mes y medio a Luis Arias lo destituyeron como responsable de Mantesur Andévalo, y desde entonces es Juan José Pérez Padilla el administrador único de este empresa instrumental (habilitada para la gestión de residuos tóxicos; ojito al dato) que se supone que quiere reabrir la línea del cobre. Si creemos la versión de Arias a pies juntillas, la operación no puede ser más rocambolesca: un testaferro sin otro oficio ni beneficio reconocidos (exceptuando su cargo en la Peña Barcelonista) habría puenteado a sus mandantes justo después de que éstos lo puentearan a él con otro testaferro que primitivamente había sido su socio. ¿Es eso mínimamente razonable? Pues claro que no. Y tal vez la pregunta que haya que hacerse a estas alturas es si puede haber alguien interesado en jugar al despiste ante la ciudadanía y los poderes públicos. Si alguien puede querer que se sepa que primero a Pérez Padilla no le dejaban entrar en la mina, que luego le pasó lo mismo a Luis Arias y que ahora le sucede lo propio al mismísimo Estévez. Y miren qué curioso que esto último ocurre además en las narices de Francisco Javier González Márquez, el representante en Huelva de la Dirección General de Minas, durante una visita a las viejas instalaciones de MRT… Lástima que este muchacho no almorzara esa tarde en un conocido restaurante de Aracena. Porque, viendo a los cuatro tipos que estuvieron allí compartiendo mesa y mantel, seguro no, segurísimo que hoy no teníamos que estar con el alma encogida esperando a ver quiénes son los ¿nuevos? terratenientes de la Cuenca.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 21 de diciembre de 2005

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Sé valiente e investiga. Te sorprenderás.

11 enero, 2006 23:39  

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