13 octubre 2006

Riiiiiiiiing

Pocas tonterías tan grandes se han escuchado en los últimos meses como la dicha por Javier Barrero hace cuatro días en el enésimo bienentendido calentón por las llamadas efectuadas hace unos meses —y aireadas hasta la extenuación— desde uno de los móviles corporativos de Pedro Rodríguez a líneas eróticas y puticlubs. «No emprendimos acción judicial alguna en su momento porque al PSOE la avergonzaba que el alcalde de Huelva fuera calificado como caliente en emisoras y cadenas nacionales, algo que dañaba la imagen turística de Huelva», argumentaba el secretario general de los socialistas onubenses en rueda de prensa este pasado martes. Cualquiera de ustedes, y da absolutamente igual que sean legos en la materia, saben tan bien como yo que si los socialistas no acudieron a los tribunales de justicia en su día fue única y exclusivamente porque el archivazo inmediato del caso estaba más que garantizado desde el momento y hora en que un chófer del alcalde asumió en primera persona ese uso indebido del celular del primer edil de la capital. Punto y final. De ahí el patetismo de las explicaciones que tuvo que dar el abatido Pepe Juan Díaz Trillo cuando, en apenas 24 horas, el equipo de gobierno ya le tenía abierto el correspondiente expediente disciplinario a ese atribulado trabajador municipal con una familia a su cargo que sacar adelante y que jamás en la vida se pudo haber imaginado en semejante brete político-mediático. Justo ahora que algún juez investiga si pudo haber algo de ilegal en la actuación fiscalizadora del grupo municipal del PSOE, sale Barrero a explicarnos que habían descartado pedir responsabilidades penales a Rodri porque pocas cosas resultarían más lesivas al turismo que un alcalde calentorro. Cinismo puro y duro. Si no, ¿cómo es que no le dijo esa misma sandez a Pepe Fernández antes de aquella incendiaria rueda de prensa de la que, evidentemente, como secretario general del partido tenía información puntual con carácter previo? ¿Por qué no le soltó el tirón de orejas a las Juventudes Socialistas de Baluffo, que con la cartelería más procaz han estado luchando tenazmente para que les cayera esa querella honorífica con la que justificar la presencia de su líder en la candidatura cool de Manuela Parralo? Pero, sobre todo, ¿qué coño tiene que ver el turismo en todo esto? ¿Cómo un tipo tan serio y preparado como el secretario tercero de la Mesa del Congreso puede defender que el historial de llamadas del móvil de un alcalde influye directamente en el índice de pernoctaciones en la capital? ¿Estamos todos tontos o qué? Y por cierto, ¿a qué espera el PSOE para imputar por prevaricación a Jorge Puente?
Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 13 de octubre de 2006

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