11 noviembre 2006

El maestro

Recuerdo haber charlado con él en alguna que otra ocasión dentro de su despacho de la Universidad de Huelva, cuando la facultad aún permanecía en La Merced, aunque quien realmente me daba clases a mí de Derecho Natural era su compañero Cándido Romero, el más firme defensor de la legalización de las drogas con el que me haya llegado a topar, dentro y fuera de las aulas de la Onubense. Por este motivo, no ha sido prácticamente hasta ahora, y gracias a sus colaboraciones semanales en este diario, cuando estoy teniendo el gustazo de poder conocer un poco más a fondo a Juan Mora. A los que —ya sea por falta de tiempo o por cierta pereza intelectual— hayan echado un vistazo al periódico de los jueves desechando en alguna que otra ocasión sus columnas, no sólo les recomiendo que no se pierdan ni una sola más a partir de ahora, sino que (si disponen de tiempo y, sobre todo, de una biblioteca plural cercana, que no proliferan) hagan lo posible por revisar la hemeroteca para dar con todos los análisis que nos ha brindado con libertad y valentía en los últimos meses a los lectores de EL MUNDO Huelva Noticias este profesor de Filosofía del Derecho. De veras que les merecerá la pena la molestia. Porque los artículos de Juan Mora les servirán para descodificar las tropecientas señales que rallan la realidad política provincial, ciertamente confusa por la sobrecarga de representantes públicos u orgánicos, por el exceso de siglas superpuestas y de comunicados de prensa partidistas que en la práctica hacen imposible adivinarle un sentido al teatrillo democrático que diariamente sale a escena en estas mismas páginas. De los últimos que lleva publicados, resaltaría el que discurre sobre un tablero de ajedrez político en el que no puede darse ni un solo movimiento casual entre los contendientes y donde el sacrificio de las piezas de menor valía a menudo determina la resolución de la partida. Pienso, por ejemplo, en el macroproyecto abortado en El Granado y en Juan Manuel Burga, el alcalde andevaleño al que la dirección del PSOE provincial ha utilizado como peón para amenazar permanentemente con jaque de aquí a las elecciones municipales al urbanismo de los poquísimos ayuntamientos regidos por el PP. O en el enroque diario en la Diputación para sacar a relucir la torre de Manuela Parralo y cobijar, de paso, al rey Cejudo del mobbing político de su presunto acosado. O en tanto concejal prescindible del gobierno de Pedro Rodríguez que no se da cuenta de que su mayor riesgo reside precisamente en el movimiento. Tal vez porque no han leído a Juan Mora últimamente. O porque no se dan cuenta de que habría que sacrificarlos.
Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 11 de noviembre de 2006

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