LA SUERTE JUDICIAL
LAS PIEZAS DEL PUZZLE
La suerte judicial
Afortunadamente, no serán muchos los alcaldes que se presenten el 28-M a la reelección con un fiscal a sus espaldas pidiéndole dos años de cárcel y ocho de inhabilitación para cargo público (lo que en la práctica política resulta infinitamente más dañino, sobre todo porque con esa pena de prisión no entras en el talego si careces de antecedentes penales).
A quien le va a tocar seguro llevar el sambenito de imputado en Huelva es al alcalde de Valverde, Pepe Cejudo, que la próxima primavera volverá a salir sonriente en los carteles prometiendo progreso y estabilidad a su pueblo sin que aún el juez haya emitido sentencia condenatoria o absolutoria por los hechos investigados. Esto es, concurrirá a las urnas no con una salpicadura, sino con un lamparón de indicios racionales de delito instruidos arruinándole el traje electoral.
Y todo debido a la denuncia por acoso laboral que le presentó el arquitecto Francisco Muñoz (hermano del diestro sevillano ya retirado Emilio Muñoz; por eso algunos de su gremio le pusieron el mote de el Torerillo) a través del televisivo abogado Benito Saldaña, el mismo que defendió a Farruquito en el juicio por el atropello mortal de Benjamín Olalla y que ha implorado ante la Audiencia Provincial hispalense que al flamenco bailaor le sea conmutada la pena de cárcel por trabajos sociales.
En Valverde, la noticia de la imputación de Cejudo está corriendo como la pólvora a siete meses vista de la cita con las urnas. Es lo que se ha conseguido a base de tomatazos: que a la gente más llana y sana, cuando escucha por ahí que su alcalde va a pasar por el banquillo de los acusados, lo primero que se le venga a la cabeza sea la imagen de Cachuli entrando esposado a declarar por el saqueo de Marbella. Y esa asociación de ideas puede ser letal para un candidato en ciernes o para ese partido que –lo que son las cosas– tantas veces trató de producir un efecto similar en el subconsciente ciudadano tirando del álbum de fotos onubense de la Pantoja.
Permítanme otro inciso: ¿se imaginan por un momento lo que estarían diciendo los voceros del PSOE de Huelva si, en vez de Cejudo, el que tuviera que sentarse a medio plazo en el banquillo fuera el alcalde de la capital, Pedro Rodríguez? No les digo ya nada si no estuviéramos hablando de un presunto acosado, sino de una presunta acosada, sin salirnos de lo estrictamente laboral. ¿Se hacen una idea cabal de lo que estarían soltando por esa boquita en semejante caso esa UGT, ese IAM, esa Cinta Castillo, ese Baluffo, ese Canal Sur? Que le pregunten si no al «socio de progreso» bollullero Francisco Javier Camacho, que de esto sabe tela...
Lo dije un día y ahora lo repito: el Torerillo era quien estaba en el 99 al frente de la vergonzante obra de remodelación de la valverdeña plaza de La Campana, la que estuvo meses paralizada dejando intransitable para cualquier ambulancia una calle en la que residen unas 150 personas. La chulería con que las trató el acosado Muñoz (y puedo dar fe de ello) no tiene perdón de Dios. Y no es por ser cenizos, pero si el Supremo ya le ha quitado la razón respecto al ex jefe de Personal Paco Orta, muy bien no le pintan las cosas, ¿verdad? O corta oreja y rabo o puede que muera a almohadillazos.
DIFÍCIL DE ENCAJAR
Nuevo imputado
Todo parece indicar que sí puede tener más recorrido el juicio abierto por el sabotaje hace ya casi un año de la señal de Teleodiel, que se empezó a producir curiosamente la misma mañana en la que el socialista inmarcesible Juan Serrato y la tránsfuga popular Esperanza Ruiz presentaron la moción de censura con la que le terminarían quitando la Alcaldía de Gibraleón al PP. No hay que ser un lince para concluir que el hecho de que el juez instructor, motu propio, haya decidido imputar al dueño de la empresa Electrónica Sánchez que vendió el equipo que sirvió para inutilizar la señal de la televisión municipal (aparte de al ex secretario local del PSOE olontense, Juan Antonio Salas, y a los siameses Paco Nieves y Ana Báñez) no concuerda con esa peregrina teoría del actual equipo de gobierno de que aquí simplemente se había producido una interferencia casual entre dos emisoras exactamente igual de alegales la una que la otra que, necesariamente, concluiría en un inminente archivazo judicial del caso. Pasan los meses y el número de imputados aumenta. ¿Quiénes serían los besugos que idearon semejante barbaridad y cómo es posible que nadie les frenara los pies a tiempo? ¡Ay, Mario, si los móviles hablaran...!
Sigue la anónima plataforma botellonera organizando concentraciones etílicas a las puertas de los ayuntamientos contra la ley aprobada por la Junta de Andalucía que faculta a los alcaldes a ponerle el cascabel al gato con unas elecciones a la vuelta de la esquina. ¿Alguien piensa que habrá una sola patrulla de policías locales poniendo multas a diestro y siniestro en la madrugada de reflexión a decenas de veinteañeros que, tan sólo un día más tarde, pueden mandar al carajo al gobierno municipal de turno metiendo un sobrecito en una urna? El problema es mayúsculo para la clase dirigente, que encima todavía no es consciente del arma legal que ha dejado en manos de una juventud perfectamente organizada en cuanto a juergas. Observen el caso alemán. ¿Han oído hablar del Love Parade, el festival techno que se celebra anualmente en el parque Tiergarten de Berlín desde la caída de muro? ¿Sabían que los organizadores del evento convocan a las cientos de miles de personas que se dan allí cita como si aquello fuera un acto político? Cuelgan de los bafles la efigie del Ché y ya tienen servicio de seguridad gratuito y a un gobierno municipal responsable de la limpieza de toda la porquería que se genere. Aquí llegaremos a eso.
PIEZAS PERDIDAS
2) Último e-mail: «Si la información de la supergirl llega a publicarse, dirán que todo proviene de una campaña contra la candidata a la vista de que va ganando enteros para la Alcaldía, y que la derecha y sus representantes mediáticos descalifican porque se están poniendo nerviosos y blablablá blablablá, mientras utilizamos las instituciones para nuestro beneficio personal o familiar... Y tampoco es tan supergirl: que de 29,5 puntos posibles, sólo se le asignaron 3,5...».
Etiquetas: Cejudo, Diputación de Huelva, Gibraleón, Lepe, Manuela Parralo, Tránsfugas
3 comentarios:
¡a ver si nos preocupamos un poquito por lo que hacía Toronjo!, Que se nos ve el plumero desde kilómetros. El día que en vuestros Blogs (vuestros, porque son casi todos iguales, y desde luego tienen el mismo fin) sacar las verguenzas de los peperos, y no sólo perseguir y anatemizar a los socialistas, empezaré a creer en vuestra formación periodística.
¡Juder, un albarracinista! Qué bueno que hubieras añadido tu nombre y tu apellido al comentario, con valentía, con dos huevos, ¿no? A lo mejor así se entendería que te preocupe tanto Toronjo y tu falta de rubor ante la práctica del transfuguismo (no sólo en Beas cuecen habas), el ataque a la señal de Teleodiel, o el despido indiscriminado de periodistas... A ti sí que se te ve el plumero, increíble cacho de cobarde. Pero bienvenido seas a este blog infinitamente más libre y honesto (¡faltaría más!) que el de los vuestros.
Colocar el sanbenito es pagar con lo que otros hacen.
No es el caso del Alcalde de Valverde (Como usted dice) Ya que este señor se ha ganado a pulso la mala fama. Y conste que aun no ha salido nada por que le temen.
Vaya un dia al ayuntamiento a la hora de llegar él y comprobará lo que le digo. No tiene problemas por gritar y a veces rayando el insulto, a sus subordinados. Pregunte a los concejales que obtaron por dejarlo ante su prepotencia. Pregunte a los empleados. Pregunte a los funcionarios. Pero antes de preguntarles asegurese de que no es un estomago agradecido de los muchos que durante el mandato ha introducido.
Pocos son los funcionarios que no han sufrido las mismas vejaciones que el arquitecto de huelva, solo que no se atreven a hablar, por que este señor es como un doberman cuando coge una presa no la suelta hasta acabar con ella.
No soy politico ni afin a ningun partido, soy uno de los trabajadores del consistorio acosado y amenazado y si me presionan un poco, robado, por esa corporacion. Al que tambien le da miedo hablar por miedo a perder mi trabajo.
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