Hay quienes interpretan la permanencia del último alcalde socialista lepero,
José Oria, en su escaño del Congreso de los Diputados como la prueba fehaciente de que el debate sobre la continuidad de
Isaías Pérez Saldaña en el Parlamento andaluz por otros cuatro años se ha cerrado tal y como deseaba el consejero de Agricultura y Pesca, quien repetiría como número dos de la lista (ya se dejó dicho desde la dirección andaluza que la encabezaría una mujer) cerrando así el paso a
Mario Jiménez, ese secretario de Organización del PSOE que ya intentó con todas sus fuerzas orgánicas, si se me permite la expresión (que creo que es la que más se aproxima a la realidad), adelantar al antiguo alcalde de Ayamonte en la candidatura para las autonómicas de 2004, con el éxito por todos conocidos. Pero da para más lecturas la previsión de que se acabará reforzando la apuesta por un
outsider de la política local como Oria, intocable por sus decisivas contribuciones a un partido que sabe recompensar como nadie a sus derrotados por la sencilla razón de que
puede hacerlo, al controlar la práctica totalidad de las instituciones donde siempre habrá un hueco por cubrir o crear. El mensaje de la dirección provincial es muy claro: pese a la dolorosísima derrota electoral del 27-M, y por mucho que
Pepe Prieto no sea más que un mandado de quien bailó temerariamente sobre la tumba política de
José Antonio Muriel, este diputado nacional sigue siendo el hombre de
Barrero en Lepe, y hasta bien avanzada la próxima década todo lo que se decida o se pretenda hacer en esa agrupación cuarteada tendrá que contar con el
nihil obstat de Oria para que el
aparato onubense se detenga a escuchar la propuesta... Más conclusiones: al quedarse sin sitio
Pepe Cejudo en la Cámara Baja, no sólo lo mandan al inútil Senado, sino que hacen que el alcalde valverdeño no tenga que delegar en nadie sus actuales atribuciones municipales y orgánicas. O sea, que vuelve a saltar por los aires el puente de plata que sus enemigos y amigos de partido le vienen tendiendo al ex presidente de la Diputación desde hace años, en la convicción de que el porvenir del PSOE provincial es reconducible. ¿No querías sopa? Pues dos tazas... Podemos seguir hablando del detalle de que la
familia política lepera por excelencia no tendrá que verse las caras en el Parlamento (
Manuel Andrés González se quedará solo), pero lo más conveniente quizá sea poner en cuarentena esa relación causa efecto que se termina estableciendo –con la carambola de Oria– entre la permanencia de Isaías en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas y la llegada de Cejudo al Senado. Droga dura... Sólo queda por definir el número cuatro al Congreso y la tapada de Barrero para ir quinta al Parlamento.
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