El dedo que aprieta la llaga

Pone el consejero de Agricultura y Pesca de la Junta, Isaías Pérez Saldaña, el dedo en la llaga del secretario de Organización del PSOE de Huelva, Mario Jiménez, cuando dice eso de que no va a «permitir» que no estén al frente de la candidatura socialista para las autonómicas del 9 de marzo «aquellos que están mejor preparados para volver a ganar». Como todo el mundo sabrá, al parlamentario moguereño se le discute desde siempre no que carezca ya del talante necesario, sino de la capacidad intelectual que se requiere para poder asumir correctamente el grueso de funciones orgánicas e institucionales que acumula desde hace una década. Sus críticos más inmisericordes le golpean con la misma quijada de asno: que, pese a estar próximo a cumplir 37 tacos, todavía no ha podido licenciarse en Empresariales, lo cual no fue óbice en su día para acceder al cargo de vicepresidente de la caja de ahorros El Monte y mantenerse allí a cuerpo de rey. ¿Recuerdan los compañeros del PSOE, principalmente los que pasaron alguna vez por el Parlamento, las pullas y chanzas que tuvo que soportar durante años el secretario general del PP andaluz, Antonio Sanz, por el hecho de que sólo pudiera esgrimir como título académico el de «estudiante de Derecho»? Pues Antonio se licenció finalmente, mientras Mario todavía no se ha «recibido», como dicen en Sudamérica. De modo que, cuando Pérez Saldaña afirma que los peor preparados no pueden encabezar la candidatura para las autonómicas —a contrario sensu—, está claro que se está refiriendo directamente al economista menos reputado del grupo parlamentario del PSOE, y no a las licenciadas en Derecho Cinta Castillo y Antonia Moro. Mario lo tendría fácil para replicar, preguntando por ejemplo por los méritos formativos que reunía Petronila Guerrero para ser cabeza de lista hace casi cuatro años con la complicidad silente del entonces consejero de Asuntos Sociales; pero este tipo de debates no conducen a nada más que a cuestionar la idoneidad de los hombres y mujeres que nos representan democráticamente en las instituciones, y eso puede tener efectos devastadores para el sistema. Es ahora al secretario de Organización, por tanto, al que le toca tragar quina, igual que a Isaías el mes pasado cuando precisamente Mario le recordaba que la ejecutiva provincial podía hacer añicos sus cristalinas ilusiones de seguir en el Parlamento hasta 2012. El problema es que Saldaña nunca ha ido de farol. Suele estar callado, pero si amaga con atacar es porque piensa hacerlo, al menos hasta ahora. Y a lo mejor éste no es el peor momento para plantear «la misma batalla», ésa en la que todos perdieron algo: ilusión política, sentido común o el incentivo para terminar la carrera universitaria.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 18 de diciembre de 2007