13 febrero 2008

Comparaciones tarantinescas

En Death Proof, la última película de Tarantino, tras pasar toda la noche en un bar Especialista Mike (así se hace llamar el macabro personaje interpretado por Kurt Rusell, uno de mis más detestados actores) acepta acercar a su casa a una joven desconocida (Pam, encarnada por Rose McGowan) en su «más que seguro» coche a prueba de muerte. «Bueno, Pam, ¿hacia dónde vamos? ¿Izquierda o derecha?», le pregunta con su funesto bólido al borde de la carretera. «Derecha», le comunica la (por exigencias del guión) rubia oxigenada. «¡Vaya! Es una pena», replica fastidiado el fastidioso marido de Goldie Hawn. «¿Por qué?», inquiere la inocente copiloto. «La probabilidad de que fueras a la izquierda era de un 50 por ciento... Verás: iremos a la izquierda. Es una pena que no tuvieras que ir a la derecha, porque en ese caso habrías tardado un poco más en empezar a asustarte. Pero al vivir en dirección contraria, me temo que vas a tener que empezar a asustarte inmediatamente...». Imagino que no les chafaré nada más de la peli si les confirmo que la pobre Pam acaba literalmente reventada contra el salpicadero del coche entre acelerones, volantazos y frenazos asesinos de uno de los mayores cafres que nos brinda hoy día el celuloide norteamericano. La escena y el guión, por su sorpresiva brutalidad, me recuerdan el cierre anunciado por los que compraron Rodhia en verano. Al final, no importa el camino que escoja el ciudadano onubense. Puedes estar del lado de los más enfervorizados enemigos del Polo Químico, organizando garbanzás, o a partir un piñón con la AIQB. Como si quieres ser el megáfono de Luciano Gómez. Sólo tendrás un 50 por ciento de posibilidades de acertar con el atajo, pero antes o después a todos nos invadirá el miedo. La Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Huelva, el PSOE, el PP, la Mesa de la Ría o Rita la cantaora pueden decir misa, pero aquí dependemos por entero del conductor, del privado que está al volante, y más de uno tiene el maletero repleto para dejarnos en la cuneta remitiéndose sucintamente al «actual panorama industrial en Huelva». Duele más, eso sí, si te lo hacen meses después de haber prometido un programa de inversiones hasta 2011, de garantizar que no se perderían puestos de trabajo, de presumir de que la plantilla aumentaba un seis por ciento, de anunciar que este año la producción crecería un tercio (hasta alcanzar las 95.000 toneladas de tripolifosfato sódico)... «¡Coño, nena! Eres tan dulce que haces que el azúcar sepa a sal», le dice Especialista Mike a Pam horas antes de subir al coche y estamparla. Pues eso.


Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 14 de febrero de 2008

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3 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Los de Rodia ya han dicho claro y alto porqué se van: en Huelva falta seguridad jurídica, sintiéndose la industria agredida por el Ayuntamiento del alcalde del PP Pedro Rodríguez quien lleva a los tribunales a empresas como Sevillana-Endesa por la planta de ciclo combinado o intenta sacar adelante proyectos urbanísticos especulativos como el del Ensanche Sur, comprometiéndo el futuro del esfuerzo industrial. Se van a sitios más seguros, donde se les respete y garantice la viabilidad de la empresa a largo plazo, cosa que no sucede en Huelva. Lo siento por los que van al paro, sobre todo porque al alcalde Pedro Rodríguez no la va a faltar su sueldazo de casi 1 Kilo mensual. Como decía Góngora: Ande yo caliente ...

14 febrero, 2008 20:15  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Jopé Manué, menudo articulito, parece que has abusado de las sustancias líquidas de tu tierra. No se entiende nada, modérate y descansa antes de escribir.

18 febrero, 2008 17:35  
Blogger Manuel María Becerro ha dicho...

Es que lo escribí tras ver la peli de Tarantino, que es un peligro para citarlo en cualquier columna, ¿no?, al menos si nos atenemos a la corrección política, que es envarada y no le gusta la sangre de y para adolescentes.

Tampoco estoy muy satisfecho con el resultado final, la verdad, así que confieso que me has dejado la oreja colorada con este tironcillo. Lo que te niego rotundamente, si me lo permites, es que el aguardiente me haya servido de fuente de inspiración, ni para este artículo ni para ningún otro. Todos mis pucheretes se los dejo a quien los necesite.

Sí te diré una cosa: otro tipo de líquidos también tienen resultados sorprendentes sobre cualquier columna. Doy fe.

18 febrero, 2008 20:29  

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