22 agosto 2006

Tourmalet político

Desde que la popular Rocío Vélez dio la espantá y se creó el Grupo Mixto en el Ayuntamiento de Punta Umbría, en las redacciones de los periódicos provinciales se cruzaban apuestas sobre cuándo se quedaría José Carlos Hernández Cansino sin su trabajada mayoría absoluta. Muchos creían que iba a ser justo tras el verano cuando José Garrido, responsable de Deportes y Medio Ambiente, anunciara su salida del equipo de gobierno; cómo no, preservando su acta de concejal. Ahora hay quienes dicen que ha sido la presión mediática que venían sufriendo los socialistas en los últimos días (incluyendo el amago de una segunda comisión de investigación) lo que ha precipitado los acontecimientos. «Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo, no vaya a ser que acabes chamuscado», recomendaba Shakespeare. Sin embargo, en realidad existen razones mucho más poderosas que justifican esta dimisión «largamente meditada». Por ejemplo: ¿sabían ustedes que a Alfredo González, el afamado promotor puntaumbrieño, sólo le quedaban semanas para tener que abonar los 14 millones de euros que le empezó a costar la primera de las parcelas residenciales turísticas sólo tras la salida de sus amigos socialistas del poder y la llegada de los populares al gobierno? Si no lograba juntar en los próximos días todo ese dineral (2.300 millones de pesetas, que se dice muy pronto) e ingresarlo en la cuenta bancaria del Ayuntamiento, el alcalde podía romper amarras y sacar de nuevo a concurso la RT-1 sin ningún tipo de temor a los recursos contencioso-administrativos que pudieran armarle los hermanos Martínez del Hoyo. Pero ahora el soberano pleno municipal queda a merced del PSOE y de la parejita del Grupo Mixto, que podrían demorar la exigencia del cobro como poco hasta que el vecindario decida si prefiere a Gonzalo Rodríguez Nevado de regidor... Políticamente, saldrá ganando Barrero y perdiendo Hernández Cansino. Pero económicamente el único que gana es Alfredo y los que pierden son todos los vecinos puntaumbrieños, que a ver cuándo ven entrar en sus arcas los 2.300 kilos con los que debían contar a cortísimo plazo. En clave local, también habrá que estar atentos al efecto mediático que tendrá este nuevo tránsfuga bueno (porque el malo es el beasino José Elías Beltrán, ya saben: el único y verdadero tránsfuga). En concreto, habrá que analizar la nueva línea editorial que se le imprima a ese oscuro objeto de deseo en que se ha terminado convirtiendo la televisión municipal... En definitiva, que a José Carlos se le pone todo cuesta arriba a falta de sólo nueves meses de la meta. Justo cuando las fuerzas empiezan a flaquear y sólo resisten los verdaderos políticos.
Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 22 de agosto de 2006

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