30 septiembre 2010

El infierno de Marga

«No sé si Ulises en su bajada a los infiernos se amedrentó tanto». El pavor lo confiesa Margarita Ramírez-Montesinos, que para quienes no lo sepan es la mujer del histórico líder del socialismo onubense Carlos Navarrete. Su escrito sale hoy publicado en la sección de Cartas al Director de El Mundo Huelva Noticias, donde Marga detalla lo que ha visto y temido a lo largo de las eternas semanas que suma ya junto a una cama de la UCI del Hospital Infanta Elena de Huelva capital, acompañando a Carlos. «Un pellizco me agarrota el corazón al observar en un espacio muy reducido seis o siete camas en paralelo separadas por una cortina blanca. En la cabecera de cada una de ellas, monitores de la más alta técnica van informando de las constantes del paciente, y en una mesa reducida, cirujanos anestesistas, intensivistas y todo el personal sanitario adscrito a esta unidad, afanosos, expectantes, solícitos, auténticos profesionales, tratan de espantar la muerte agazapada en la almohada de cada enfermo crítico».
«Son los héroes modernos que realizan contra ella un combate singular en un campo desigual. Pues el recinto en el que se mueven es propio de un hospital de un país subdesarrollado ya que el hacinamiento de las camas favorece el pulular de gérmenes contentos que saltan festivos del lecho de un enfermo a otro, transmitiendo de esta forma infecciones cruzadas. La política institucional de la Junta, en lo que se refiere a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Infanta Elena, es caótica. Hay crisis, hay que reducir gastos, pero no a costa de los enfermos críticos que yacen como clandestinos en este lugar tan sombrío y tenebroso como los infiernos de Ulises».
No recuerdo otro alegato más puro, honesto e inaplazable en defensa de la dignidad de la sanidad pública. Y digo más: los responsables del SAS no lo deberían haber sido nunca si siguen blandiendo excusas para lavarse las manos ante el desastre absoluto al que llega la atención clínica en algunas de sus dependencias. No hay derecho a que estas cosas pasen en pleno siglo XXI y con un Estado social como el descrito en la Constitución Española desde hace ya unas cuantas décadas. Pero a la vista queda que los derechos no se tienen: se reclaman. Y que, con Marga a su vera, los de Carlos Navarrete están garantizados por siempre.

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29 septiembre 2010

Concejalía de Los Pinos

No lo digo ahora porque la popular Loles López Gabarro se esté probando la mantilla para ir al coso taurino en la mañana del próximo sábado del brazo de Javier Arenas a presentar armas a ocho meses de las elecciones municipales. Muy al contrario, lanzo la idea para el primero que la quiera coger y plantársela en el pelo. Igual me la compra antes el PSOE de Valverde, que sigo pensando que llevará las riendas municipales hasta mediados de la década y que es quien puede ejecutar antes esta ocurrencia mía, aunque ya se sabe que mi olfato político es cualquier cosa menos infalible.
Loles o Miguel Ángel Domínguez ganarán puntos si garantizan —o si la crea el segundo sobre la marcha— una concejalía específica de Los Pinos, dedicada única y exclusivamente a resolver problemas de sus asociados vecinos y a intermediar en cada conflicto presente o futuro. Si el PP anda espabilado, lo puede proponer con salva de aplausos en su macromitin sabatino, y les saldría técnicamente un redondel (muy apropiado en medio de un coso taurino) si anuncian que quieren estudiar concienzudamente las reformas reglamentarias necesarias para procurar que esa nueva plaza de gobierno la ocupe no un político, sino algún portavoz independiente vecinal que ni siquiera deba integrar la lista electoral de los populares para ser el designado finalmente.
Por si no lo saben, yo les cuento que hace unos pocos meses, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, remitió un informe al Parlamento autonómico denunciando la escasa participación cívica que permiten los ayuntamientos democráticos en su gestión directa. ¿Se le ocurre a alguien mejor fórmula política para implicar a la sociedad civil que darle voz en los plenos municipales a aquellos colectivos que se quejan de que absolutamente nadie se hace eco de sus lamentos? Eso sí que es profundización democrática, y no las cesantías con las que se blindó salarialmente la clase política regional y que ambicionan muchos representantes municipales.
Si López Gabarro promete mover cielo y tierra hasta que puedan tomar la palabra en las sesiones plenarias del Ayuntamiento valverdeño desde los vecinos de Los Pinos hasta los comerciantes de la plaza de abastos, va a sumar unos cuantos puntos ante la opinión pública. Sobre todo porque asumiría la iniciativa política y así obligaría a los demás a posicionarse al respecto, lo que en el argot de la calle se define gráficamente como 'ir chupando rueda'. Aunque quizá le gane la vez el PSOE: bastaría que Miguel Ángel pegue un telefonazo a su homólogo almonteño, Paco Bella, para que éste le cuente lo bien que le va con su concejal de Matalascañas, aunque sólo sea por lo socorrido que resulta siempre tener un pararrayos cuando se desata cualquier tormenta vecinal.

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27 septiembre 2010

Poderosa demagogia