OCURRENCIAS AUTONÓMICAS
En una entrevista concedida a Europa Press (a mi grabadora y a mí nos garantizaron 20 minutejos primero para julio, después para septiembre; ya veremos si me toca algún día el gordo), la representante onubense en el Consejo de Gobierno de Manuel Chaves ha puntualizado, creo que literalmente, que «el oleoducto es una tubería que pone en conexión una zona marítima de salida natural para el crudo con una refinería que se instala en Extremadura, de manera que Andalucía sólo constituye el tránsito, y hablar del oleoducto como algo independiente, malicioso o benévolo es absurdo».
Tómense su tiempo, porque al menos hay que leerlo de cabo a rabo tres veces, para asimilar la reflexión en toda su amplitud. Porque en el fondo lo que mantiene la titular de Medio Ambiente es que no ha lugar al profuso debate social y político que está aconteciendo en los últimos meses a raíz de conocerse las más rentables intenciones empresariales del industrial extremeño Alfonso Gallardo. En definitiva, la plataforma anti-oleoducto sería una quimera, y todo porque sólo se les ocurre criticar a los más estúpidos: todos aquellos que son absolutamente incapaces de reparar en que una tubería negra de esa longitud y ese diámetro no se pondría ahí por gusto, sino que en realidad es algo que forma parte de un proyecto mayor, de una suerte de plan supremo/celestial que resulta intangible para las mentes subregionales…
¿A quién hay que convencer a estas alturas de que el petróleo que se bombee desde el puerto de Huelva hasta Los Santos de Maimona no se quedará a mitad de camino (salvo las famosas fugas, indeseables para todos)? ¿A qué viene si no esta explicación digna de Barrio Sésamo de que un oleoducto es lo que permite nutrir a una refinería, agregando que sin lo uno no puede haber lo otro para llegar a la simplista y retorcida conclusión de que no caben consideraciones técnicas o morales sobre el mango de la sartén? ¿Está dirigiéndose la consejera a la sociedad onubense o a la tribu de los indios cachimbas?
Ojito con el tema éste, porque quien se está aventurando a decir estas cosas tan didácticas para los infantes es la misma persona que tiene que escuchar y decidir sobre las alegaciones que puedan presentarse contra las ambiciones empresariales del potentado, que en esta provincia y en esta región sí que sería absurdo que fueran referidas a otra cosa que no sea la parte del negocio que transcurrirá por nuestra tierra, que evidentemente es el tubarro y no el valor añadido que se preserva para una de las comunidades autónomas vecinas.
Cogiendo el rábano por las hojas, Cinta ha deslegitimado de facto todos los peros que puedan ponerle al proyecto los ayuntamientos, los partidos políticos, los grupos ecologistas y cualquier colectivo ciudadano de Huelva, a los que acusa incomprensiblemente de reduccionistas. Se está luciendo la consejera, ocurrencia tras ocurrencia.
Hace tres meses y pico comentábamos por aquí que el PSOE había puesto a la abogada María Esperanza Cortés como delegada provincial de Agricultura y Pesca (en sustitución del bollullero Juan Manuel López Pérez, ahora delegado de Medio Ambiente) con la idea de convertirla en la candidata socialista palerma en las elecciones municipales de 2011. En el PP lo firmarían ahora mismo, sobre todo porque a quien temen como rival de Carmelo Romero dentro de tres años es a María José García Prat, la flamante delegada de Empleo, que sigue siendo identificada claramente con Cepsa, que ya se sabe que en Palos de la Frontera es mucho más que una empresa. Tanto el temor como la sospecha popular están bastante bien fundadas. De hecho, esta misma semana la hemos podido ver por el pueblo, consolidando en sus puestos de trabajo a varios votantes, como tienen que hacer los alcaldables. La sensación es de que a Carmelo quieren emparedarlo, con subvenciones a la industria y a los agricultores, que es el modo más fácil de hacerse con la Alcaldía de Palos. Las malas lenguas ya empiezan a bromear con que la única forma de que el actual regidor pueda mantenerse en el sillón presidencial es pasándose al PSOE, pero ni el indio sacará la bandera blanca ni el séptimo de caballería se parará en barras.
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