21 abril 2010

Minuto y resultado (política valverdeña)

Pocos lugares tan propicios para abordar los pormenores de la política valverdeña como el Ewing de bote en bote un domingo a primera hora de la tarde. ¿Se dan las condiciones para que el PSOE vuelva a perder la mayoría absoluta en las municipales de 2011, ocho años después del petardazo de IU? Hay gente académica que lo da por hecho. En este sentido, volverían a ser decisivos los vecinos de Los Pinos, un grupo muy consciente de sus derechos (que exigen con brío) aunque no tanto de sus deberes.
Luego está el problema de la asfixia económica municipal, que desde luego va mucho más allá de la crisis financiera mundial y Bush/Satán. Bastaría con comparar el peso que soportaba en nóminas el Ayuntamiento a principios de los 90 con el que asume actualmente, y a mí que no me venga nadie con las demagogias de que si creo que mi pueblo no necesita o no se merece un segundo pabellón, una piscina pública o un auditorio. La cuestión es si puedo pagarlo: si me permito tener un Ferrari aparcado en la puerta sabiendo que no me llegará a fin de mes para pagar la letra del coche y un garaje. Y les recuerdo a los impertinentes más osados que no fue un servidor precisamente, sino todo un primer teniente de alcalde y luego alcalde accidental, quien defendió no hace mucho el aeropuerto provincial para Valverde que a ver dónde se posa final y locamente (yo prefiero el metro para asomarme a los riscos, la verdad).
Más factores: la irrupción política de la abogada Loles López Gabarro. «¡Coño con la mosquita muerta!», se le escapó a un componente de la corporación municipal hace siete años, tras el estreno como oradora ante el pleno del Ayuntamiento de la ahora parlamentaria andaluza del PP. La gente de la calle, que mayoritariamente vota PSOE, no entiende el descuido de la cantera socialista, que lleva a que la nueva cara que más empuje político está recibiendo sea de la oposición. Aparte, nadie debería olvidar que la gente necesita cercanía y comprensión del responsable público, y eso López Gabarro lo ha captado a la primera. ¿Sabrá la candidata popular customizar su mensaje al gusto del votante de izquierdas, claramente mayoritario en Valverde? Ésa puede ser la clave de su éxito.
Pero mi teoría es otra. No veo el cambio político a la vuelta de la esquina. Creo que el PSOE está en disposición de renovar la mayoría absoluta; siempre y cuando, eso sí, no meta la pata hasta el corvejón, como ya hizo en las municipales de 2003 a cuenta del catastro en Los Pinos. En chiste ya lo voy diciendo por ahí, a ver si llega y cala: a Cejudo puede bastarle con borrar de la lista electoral a Paco Rodríguez Donaire para asegurarse muchos votos decisivos. Si además se presentara oficiosamente por última vez, identificando claramente un sucesor digno de la confianza del respetable, miel sobre hojuelas. Y no te digo nada si se logra otro adelanto milagroso de Gestión Tributaria para regularizar las nóminas a partir de diciembre o si el próximo invierno es sequito cual arenque y no hay quien se tenga que dejar el coxis y el coche en esos carriles intransitables del pinar.

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20 abril 2010

Va a ser, tiene que ser

La ex consejera de Medio Ambiente Cinta Castillo va a ser, tiene que ser, la candidata del PSOE en Huelva capital en las próximas elecciones municipales. Al grupillo de periodistas que la rodearon en el monasterio de La Cartuja el día después de concretarse su salida (literal) por la puerta de atrás de la Casa Rosa, les dijo que descartaba una vuelta a la política local. Pero han pasado las semanas y ya ofreció la rueda de prensa de rigor dejándose querer, con lo cual se certifica una vez más que las manecillas del reloj de la política aceleran más que avanzan.

No digo que no haya ganas o interés dentro de la dirección provincial y sus aledaños en prejubilarla mediados los 40, pero convendrán conmigo en que si le dijeran ahora que no da el perfil más adecuado para plantarle cara a Perico Rodri sería ya de una mala leche espectacular. ¿Puede valer una persona para permanecer dos años en el Consejo de Gobierno, ocho en el Senado y una década en el Parlamento andaluz y no valer, sin embargo, para la quijotada de pelear contra los molinos de viento de la mayoría absolutísima del PP capitalino? Por favor...

Políticamente rozaría el sadomasoquismo, y las dos premisas (que quieran pegarte y que tú te dejes arrear con gusto) tienden más a la exclusión que a la coincidencia. Cinta va a ser, tiene que ser, la alcaldable socialista. Dicho lo cual, harían bien en plantearse algunos, muy seriamente, si no se podrían haber ahorrado más de un palazo de los infligidos in pectore a la candidatura. Todo se puede hacer peor, claro (en ese sentido, el espectáculo sevillano está resultando de lo más entretenido y esclarecedor). Pero hombre: qué mínimo que no retirar del mercado regional un producto más o menos defectuoso para, acto seguido, ponerlo en el escaparate local y ofrecérselo a los incautos.

Cinta Castillo va a ser, tiene que ser, la candidata. Y aunque Pedro Rodríguez esté encantado con semejante oponente, ojito, ¿eh? Que ésta es de las que saben caer de pie. De tonta no tiene un pelo. De hecho, al poner la otra mejilla tras el bofetón de Griñán, que nadie piense que la ex consejera está humillándose muy cristianamente. Lo que está es garantizándose un primer nivel político en Huelva hasta 2015 como muy pronto. Para entonces, el PP ya sí que tendrá otro candidato a la Alcaldía, más batible. Pero no les digo nada si se rompen todos los pronósticos y la candidata toca pelo la próxima primavera, si la mayoría periquista hace catacrak y a la flamante presidenta de la comisión parlamentaria de Educación le basta con sentarse cinco minutos con el líder de IU, Pedro Jiménez, para transformarse en la mujer más poderosa en la historia de Huelva (Historia con mayúscula, perdón).

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05 abril 2010

Revista de prensa

En el Huelva Información del domingo, Marqués Perales escribía sobre el 'Griñán II' (el segundo Gobierno autonómico del sucesor de Chaves): «En las consejerías ha habido de todo. [...] En Medio Ambiente, por ejemplo, prácticamente sólo ha salido su consejera, Cinta Castillo. Hasta su jefe de gabinete, José Fiscal, se ha quedado de director general de Cambio Climático».
Por contra, mi amiga Carmen Rengel apuntaba también ayer en 'Las claves de la semana' de El Correo de Andalucía: «Curiosos han sido los movimientos de ficha en el organigrama de la Junta. [...] En Medio Ambiente se borra todo el rastro del núcleo duro de Castillo».
¿Quién tiene razón de los dos? Pues sospecho que, en esta ocasión, el análisis más atinado es el primero, pero dejo abierto el debate. Ahora bien: el insuperable lo cofirmaban en Gritos y susurros este domingo Javier Caraballo y J. Caro Romero, mis compañeros de sección en El Mundo.
Narran los motivos de la caída en desgracia de Cinta en términos puros de gestión pública (léase desbarajustes financieros varios, lo cual va mucho más allá de la infausta entrevista pergeñada por Planelles en El País o del encontronazo con Mario Jiménez, teatralizado con la excusa del incierto parque natural de Beturia) y también el dilema que habrá de plantearse más temprano que tarde Pepe Juan Díaz Trillo, además de recopilar los méritos profesionales de mi compatriota Pepe Fiscal (fusilados de la nota de prensa del Consejo de Gobierno del martes pasado; no hay maldad añadida) para acabar siendo nombrado director general de la cosa climática.
Que dos años de jefe de gabinete en la Consejería del ramo cunden no lo niega nadie. ¡Lo que podría faltar es que no cundieran! Pero que hay perfiles mucho más adecuados para dictaminar sobre la materia no creo que se atreva a desmentirlo ni siquiera el entorno más directo y afectuoso del aludido. No obstante, si la meritocracia impuesta por el presidente de la Junta lleva a elevar a Mario Jiménez al puesto de portavoz parlamentario socialista, está claro que queda cancha para todo el mundo. Por cierto: que les aproveche el café del miércoles por la mañana a los preseleccionados.

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