SOBRE LA JUSTICIA Y LA PIEDAD
Las Piezas del Puzzle
SOBRE LA JUSTICIA Y LA PIEDAD
Puede que el último gesto de compasión que despertara en mucha gente todo un profesional de la lástima como Santiago del Valle aconteciera, de la forma más inopinada, al poco tiempo de desaparecer la pequeña Mari Luz, cuando trascendió que un anónimo vecino del Torrejón se había visto abocado a abandonar a todo trapo el barrio (en compañía de su esposa) por el prudente pavor al que, en circunstancias tan excepcionales, obligaba el hecho cierto de ser un pederasta contrastado y contar con una ristra de antecedentes de lo más escabrosos.Algunos creímos —porque quisimos o porque necesitábamos creerlo así— que se trataría de un desgraciado absoluto, que habría penado ya sus culpas en prisión e intentaba enderezar a duras penas su vida y la de su familia justo en el sitio equivocado y en el peor momento. Nadie tiene la intuición inquisitorial necesaria para concluir hace más de dos meses que ese tipo que salía huyendo de la ciudad como alma que se lleva el diablo era en realidad un prófugo de la ley que, pese a contar con dos condenas firmes por abusos a menores, jamás había estado entre rejas; un estuprador al que los servicios sociales no habían tenido más remedio que retirarle la custodia de sus dos hijos; un mamarracho integral que no mostró reparo alguno a la hora de denunciar en falso a un maestro para ocultar su incestuoso pecado ante los tribunales y las cámaras de televisión. En definitiva, un sinvergüenza a carta cabal cuyo itinerario en la última década sólo lo han marcado sus impulsos sexuales, hasta el sobrecogedor final por todos conocido.
Los acontecimientos y las informaciones se han acabado precipitando cual alud sobre la conciencia cívica de toda una provincia, de todo un país. El sistema se tambalea cuando descubrimos que una sentencia condenatoria e irrevocable —el fruto tardío de un interminable procedimiento judicial con todas las garantías del mundo— puede convertirse en papel mojado a poco que el delincuente no esté muy por la labor de ingresar por su propio pie en el trullo. Derogada la ley del Talión, resulta obligado que el Estado garantice siempre el resarcimiento a las víctimas, porque en situaciones como ésta nunca podremos admitir que a la tercera (la irreparable) sea la vencida, o lloverán piedras y acabarán todos los jueces escoltados…
¿Han visto Juegos secretos, una película del año pasado en la que salía la titánica Kate Winslet y que dirigió Todd Field, el pianista de Eyes Wide Shut)? Jackie Earle Haley debió llevarse el Oscar de 2007 al mejor actor secundario por su interpretación de un pedófilo al que la cárcel no había sido capaz de sanar. La recomiendo encarecidamente en estos días de debate porque ahí se plasman todas las vertientes del problema y las dificultades objetivas para abordarlo incluso al modo anglosajón: haciendo pública la identidad de los abusadores, para poder cercarlos socialmente. Aparte, les invito a verla por si quieren ponerse en el pellejo de May McGorvey, la madre del pederasta encarnada también de forma magistral por Phyllis Somerville. Porque detrás de todo delito siempre hay víctimas ocultas; y es muy injusto que algunas acaben apaleadas por llevar un apellido a rastras.
Difícil de Encajar
CADENAS PERPETUAS
Hay más títulos cinematográficos que vienen a la memoria estos últimos días. Por ejemplo, el de la monstruosa Henry, retrato de un asesino en serie, que en 83 minutos interminables (cuya visión les desaconsejo de forma expresa, como hacía Nanni Moretti en Caro Diario) narra libérrimamente algunos pasajes de la historia criminal de Henry Lee Lucas, uno de los más desalmados psicópatas del siglo XX norteamericano (por cierto: no sé si sabrán que murió de forma natural en prisión porque le conmutó la pena de muerte el actual presidente de los EEUU, George W. Bush). El final es desmoralizador: hay un momento en el que crees —porque quieres o necesitas creerlo— que a esa bestia humana le queda un poso de conciencia, puesto que evita que la pobre Becky acabe siendo violada por su propio hermano, Otis, el compañero de andanzas de Henry. En su redentora huida, la pareja para a descansar en un motel de carretera; y se te hiela el espinazo cuando, en la siguiente secuencia, ves al protagonista abandonando en solitario su habitación y lanzando después a un río una pesada maleta, para subrayar el comportamiento incorregible e imperdonable de ciertos sujetos... Ignoro si la cadena perpetua es la única solución en algunos casos. Sí sé que el artículo 25 de la Constitución la imposibilita.
COMENTARIOS PENDIENTES
No nos hemos pronunciado todavía aquí (tienes que pellizcarte reiteradamente antes de poder asimilar ciertas noticias) sobre la resolución del Tribunal de Cuentas que obliga a Rosa Beltrán, la ex alcaldesa del PSOE de Beas, a reintegrar 713.331,05 euros en las arcas municipales por el descontrol absoluto que debió imperar bajo su mandato en el manejo de las subvenciones concedidas por la Diputación y la Junta de Andalucía. Conviene recordar que, hace apenas dos años, dirigentes provinciales socialistas presumían con la boca llena de que el Tribunal de Cuentas había archivado de la denuncia presentada por los mismos que terminarían armando una moción de censura y desalojando del poder a Rosa. Ahora son «fuentes del PSOE» las que aseguran que los abogados de la ex regidora están «recabando la información que justificará dónde está el dinero», como si no hubieran tenido pleno acceso a los expedientes hasta junio de 2006, que fue cuando José Elías Beltrán se hizo con la Alcaldía. No se aclara quién ha tenido que poner los 700.000 euros de fianza, si el partido o la portavoz, ni se sabe cómo se junta ese dineral en diez días. No me gustaría estar en el pellejo de la investigada, pero tampoco estaría tranquilo teniendo que pagar tasas municipales como beasino.Piezas Perdidas


3) Oído en el PSOE: «Hasta que Rodríguez Zapatero no aclare quién llevará el Ministerio de Fomento, Chaves no va a decir quiénes siguen y quiénes no como consejeros».
Etiquetas: Beas, Diputación de Huelva, Otros temas, PP de Huelva, PSOE de Huelva



Si impera la lógica temporal (la que, por ejemplo, no prevaleció hace pocos meses en un momento bien delicado como era el de la confección de las listas, con los resultados orgánicos, institucionales o electorales que todos hemos podido ver en municipios como Moguer, Palos o Valverde), habrá que esperar a la vuelta de las vacaciones del verano para el próximo congreso del PP onubense. Como hasta junio no está previsto que se proceda a la reelección de Mariano Rajoy como presidente nacional, y como hasta después de esa cita no van a tener lugar todos los congresos regionales (con Arenas consagrándose «al cien por cien» en y para Andalucía), lo previsible es que sea tras el período estival cuando se tenga que valorar lo hecho a lo largo de estos cuatro años por Pedro Rodríguez y su equipo y, sobre todo, qué es lo mejor que se puede hacer de cara a los subsiguientes. De momento, el alcalde de Huelva –fiel a su línea– no ha abierto la boca para dar una sola pista sobre cuáles son sus intenciones. Como cuenta con los resortes necesarios para imponer sus tesis, siempre tendrá la última palabra. Apostaría por que busca un sucesor de absoluta confianza; la que sólo mantiene en algunos concejales capitalinos. Será cuando refresque. Dejar enfriar el ambiente es la nueva consigna.


Podrá sonarles estrambótico en un principio, pero al final va a resultar poco menos que irrebatible que es Pedro Rodríguez y/o la mayoría absoluta del PP en la capital la clave para que el coordinador regional de Izquierda Unida, Diego Valderas, haya vuelto a entrar en el Parlamento autonómico ocho años después de empacar sus pertenencias para terminar viendo Bruselas tan cerquita como cualquiera de nosotros.


















