29 diciembre 2005

Blogs

Hoy aprovecho para presentarles mi blog, http://perspectivaonubense.blogspot.com/, la web de la que cuelgo las columnas que publico en este diario y en la revista de mi pueblo, la valverdeña Facanías. Y lo hago porque llevo algunos días dándole vueltas a la pregunta de para qué sirven estos cuadernillos digitales que, cualquier usuario que maneje con una mínima desenvoltura los rudimentos de la informática e Internet, puede publicar en la Red de redes sin tener que pedir permiso a nadie y de forma absolutamente gratuita y libre. Un psicólogo clínico, Ramón Couceiro, ha dicho que estas páginas webs caseras les sirven al subconsciente de sus precursores para liberar ansiedades, mejorar la autoestima y romper con la timidez. Y para mí que debe de estar en lo cierto, porque evidentemente algo bueno tienen que tener si el primer blog lo creó en 1994 el estadounidense Justin Hall y a finales del mes pasado existían ya 21,8 millones de bloggers, cuando en marzo de este agonizante 2005 tan sólo siete millones de personas emulaban a aquel solitario estudiante norteamericano. Cada segundo que pasa nace un nuevo diario digitalizado en alguna parte del planeta, de modo que los sociólogos hablan ya de la blogosfera, ese manso monstruo cibernético que sigue creciendo a lo alto y a lo ancho a un ritmo infernal. Lo mejor de estos blogs es que en su mayoría permiten la interactividad: el intercambio de impresiones o datos, la enriquecedora acotación socrática. Hasta la crítica más fervorosa (incitada por la impunidad del anónimo internauta) tiene cabida a través de esta vía, lo que a su vez da salida a toda la ansiedad acumulada por gente que no tiene por qué tener montada su página web para necesitar ese tratamiento de choque con el que mejorar su ego. En Huelva, el fenómeno blog sigue en una fase embrionaria, copado por adolescentes y colegios públicos. Pero llegará el día en que todos los políticos, empresarios, representantes sindicales, directivos de cajas de ahorro, hermanos mayores de la hermandad que sea, efectivos de las Fuerzas de Seguridad del Estado... tendrán una web personal desde la que, liberados de cualquier temor, llamar pan al pan y vino al vino por el mero placer de hacerlo. De momento, en mi blog no van a encontrar otra cosa que un ramillete de columnas, muchas de ellas ya resecas. Pero si a usted le sirven para dejar de morderse la lengua y gritar su verdad nunca dicha sobre la crisis política de Gibraleón, el cachondeo minero, las víctimas políticas del vertedero de Villarrasa, las piezas perdidas del Rompecabezas Onubense o cualesquiera otros asuntos, pues ahí tienen. Para dar y tomar.

Publicado en EL MUNDO de Andalucía el 29 de diciembre de 2005

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Optimistas

¿Qué pasaría si mismo hoy hubiera elecciones en Gibraleón? En un pueblo tan polarizado, partido ideológicamente por la mitad, ¿qué efecto tendría en las urnas la moción de censura armada por el PSOE de Huelva y Esperanza Ruiz? En el PP están convencidos de que, al menos a estas alturas de diciembre, los olontenses votarían de forma mayoritaria al centro derecha. En este sentido, tanto desde la plaza del Punto como desde la sevillana y preponderante calle San Fernando se analiza con un orgullo cuasifeudal los desplantes al gobierno de Juan Serrato de señeros colectivos sociales del municipio (desde la coral hasta varios tractoristas de la cabalgata de Reyes, pasando por la hermandad del Rocío). Los populares hacen votos para que la tendencia se consolide y en la primavera de 2007 la gente siga igual de indignada con el modo de proceder de la tránsfuga y los ¿ex socialistas? Han llevado hasta el paroxismo la oposición municipal “insobornable” (no me digan que no tiene su aquel esa denuncia de la madre de la niña a la que le riñó una de las nuevas gobernantas), pero sobre todo el PP mira con optimismo el horizonte, sabedor de que la vuelta de Serrato y los suyos al PSOE (“cuanto más tarde mejor”, dicen) prenderá de nuevo la mecha social, y si estas Navidades están resultando especialmente calentitas, no veas lo hirvientes que serán las próximas. Pero el optimismo también vende en la acera de enfrente. Los tránsfugas de cartón entienden que, como mínimo, tienen por detrás a todos los que votaron en contra de José Luis Rodríguez en las últimas elecciones, y que llegado el momento Espe puede arañarle unos cuantos cientos de votos a sus ex compañeros. Andan convencidos de que el asalto a la Alcaldía no les saldrá por la culata, y concluyen que la actual crispación terminará hartando a un vecindario que, como cualquier otro, lo que quiere es que sus políticos le dejen en paz. Puede resultar curioso, pero preocupa más el cabreo de muchos olontenses por lo que cobra Serrato que la Telechimenea de Juan Antonio Salas. Y sobre la vuelta al redil socialista, se está a lo que digan Barrero, Cejudo, Mario... a los que algunos acusan a día de hoy de haber cometido la torpeza estratégica de echarlos del partido. Con tanto optimismo por bandera, da la sensación de que en las próximas municipales la cosa estará de nuevo muy disputada, y que pueden hacer su agosto los terceros en liza que armen una candidatura. Ahora bien: el valiente que se decida a dar el paso tendrá que encontrar a esos 19 partidarios dispuestos a meterse en ese lodazal regado por socialistas y populares desde hace décadas. Y eso sí que será difícil.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 28 de diciembre de 2005

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20 diciembre 2005

Jugar al despiste

Si no me fallan las cuentas, hoy finaliza el plazo para que los que ofrecieron a la Agencia Tributaria 2,8 millones de euros por tres fincas embargadas a la antigua MRT ingresen esa cantidad en las arcas del Estado. Faltarían 24 horas para que los periódicos confirmen o desmientan lo que Luis Arias Fontán se ha encargado de pregonar por toda la Cuenca Minera: que está dentro de esa empresa que pujó la semana pasada en Madrid para hacerse con cerca de 1.200 hectáreas de terreno. Me cuento entre los pesimistas, porque no le encuentro ningún sentido a que este hombre se ponga a fardar de algo que se iba a descubrir en sólo unos días que era otro farol. Pensemos por lo tanto en que, efectivamente, el antiguo responsable de Gomimar se ha aliado con gente de dinero para hacerse con medio pueblo de Riotinto ante la pasividad de la Junta de Andalucía, que desde luego no midió bien lo que hacía cuando mandó a la capital de España a un representante del antiguo IFA con ese millón y pico de euros clavadito al que le soltaron a Carlos Estévez en febrero de 2002. Si recuerdan, hace mes y medio a Luis Arias lo destituyeron como responsable de Mantesur Andévalo, y desde entonces es Juan José Pérez Padilla el administrador único de este empresa instrumental (habilitada para la gestión de residuos tóxicos; ojito al dato) que se supone que quiere reabrir la línea del cobre. Si creemos la versión de Arias a pies juntillas, la operación no puede ser más rocambolesca: un testaferro sin otro oficio ni beneficio reconocidos (exceptuando su cargo en la Peña Barcelonista) habría puenteado a sus mandantes justo después de que éstos lo puentearan a él con otro testaferro que primitivamente había sido su socio. ¿Es eso mínimamente razonable? Pues claro que no. Y tal vez la pregunta que haya que hacerse a estas alturas es si puede haber alguien interesado en jugar al despiste ante la ciudadanía y los poderes públicos. Si alguien puede querer que se sepa que primero a Pérez Padilla no le dejaban entrar en la mina, que luego le pasó lo mismo a Luis Arias y que ahora le sucede lo propio al mismísimo Estévez. Y miren qué curioso que esto último ocurre además en las narices de Francisco Javier González Márquez, el representante en Huelva de la Dirección General de Minas, durante una visita a las viejas instalaciones de MRT… Lástima que este muchacho no almorzara esa tarde en un conocido restaurante de Aracena. Porque, viendo a los cuatro tipos que estuvieron allí compartiendo mesa y mantel, seguro no, segurísimo que hoy no teníamos que estar con el alma encogida esperando a ver quiénes son los ¿nuevos? terratenientes de la Cuenca.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 21 de diciembre de 2005

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16 diciembre 2005

Informativo

La Caixa y Montilla nos van a subir la luz mientras se arremolinan los osos polares ahogados por el efecto invernadero y Pepe Cejudo y Perico Rodri se reparten como hermanastros al personal de la Gestión Tributaria, servida como hasta el más delicado pastel: a cuchillo y a los postres. Estrenan la nueva versión de King Kong en el Aqualón, le encontraron finalmente la vena y la muerte a Stanley Tookie Williams y seis machotes de Greenpeace se han plantado en Berlín frente a la sede de la Chancillería para reclamar en pelota picada un mejor trato para el esperma. Somos más, bastantes más, pero resulta que un 16% de las plazas ofertadas por la Universidad española (es un decir, claro) se han quedado más vacías que el antiguo Estadio Colombino, pero al mismo tiempo –y esto reconforta, es evidente– el almonteño Juan Villa ha estado toda una tarde en la Librería Saltés firmando libros de arena finísima y dando otros tantos abrazos como el que yo le habría soltado de no estar aquí y siempre. Manuel Chaves sonríe y otros se rascan al enterarse de que el impulso democrático llegará con sus muelles a Madrid para blindar hasta a los ujieres del Congreso. También dice Intermón que, gracias a la burocracia, hay 300.000 casas pendientes de construirse en el triángulo de la desesperanza que conforman tras el tsunami Indonesia, Sri Lanka y la India, lo que se traduce en más de un millón de personas acogidas en sus brazos por el desamparo. En Huelva, Curro Moro rubrica un Ensanche Sur hasta con sus catedrales y palacios de congresos, digno de la mejor novela de Gabo, que algunos piensan y dicen con la boca chica o a grito pelado que dejará a la Punta del Sebo a punto de caramelo. Cuando aparece un señor en la escuela y les promete que se preservará su anonimato, el 38% de los niños de este país reconoce que sus padres se llevarían las manos a la cabeza si supieran los asesinatos y violaciones que cometen a diario en el submundo de la Playstation. Luxemburgo ha denunciado al Madrid por un millón de euros y Serrato le costará al Ayuntamiento cada mes cerca de 250.000 pesetas más que Gómez Cueli, al menos hasta que dentro de año y pico Gibraleón pueda decir lo que piensa exactamente de tanto tránsfuga impostado o fidedigno. Tiran de un grillete y encuentran a niños rumanos esclavizados en fincas de Sevilla, muere Julián Marías y se subastan en Madrid más fincas de MRT sin que el poder se dé por aludido. Estévez seguirá extorsionando a la Cuenca como Papuchi sigue empujando: a deshora, cada día con más esfuerzo, pero con un Código Civil a su favor y riesgo cierto de hacerte un bombo a la más mínima.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 16 de diciembre de 2005

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13 diciembre 2005

Strictu sensu

¿Puede seguir presentando los informativos de Canal Sur el marido de la ex secretaria general del PP en Huelva, Esperanza Ruiz, después de que ésta le diera la Alcaldía de Gibraleón al socialista Juan Serrato? Ese es el dilema moral que ha planteado la mayoría de los trabajadores de la RTVA en Huelva a la Dirección General y a la opinión pública. ¿Pueden dormir juntos un periodista y una tránsfuga sin que se ponga en entredicho la obligada honestidad del plumilla y, por extensión, de todos los que trabajan con él? No lo dice el PP, o bueno: sí lo está diciendo pero después de que hayan sido los propios compañeros de Norberto Javier los encargados de pedir su cabeza, indudablemente porque no empezó a tramitar su divorcio el mismo lunes en que se presentó en el Hotel Monteconquero la moción de censura, que es lo que habría hecho cualquiera de los firmantes del escrito reproducido días atrás en este diario. La primicia, claro está, la tenía Canal Sur, aunque no hubo huevos de montar la pieza y darla en antena, dirán que porque una cosa es ser independientes y otra practicar la antropofagia con uno mismo, algo de lo que apenas si existen antecedentes en la Historia de la Humanidad. Pero ¿y lo que habría ganado en crédito ante los telespectadores esa santa casa si, a la finalización del informativo, un Ángel Miranda o incluso una voz en off hubiese dado lectura al comunicado? ¡No les digo nada si el que leyera el democrático escrito de los redactores fuera el mismo Norberto Javier, al que en la escaleta se la metieran doblada con: «Mis compañeros han decidido que les diga que este informativo ha dejado de ser independiente porque mi mujer se llama Esperanza Ruiz»!... Pero vale, me estoy pasando con la demagogia. Seamos más sensatos que para eso nos pagan. Ya que estamos con preguntas morales, haciendo una interpretación estricta de las obligaciones congénitas a la deontología periodística, sugiero al menos tres cuestiones también ineludibles. ¿Se puede ser redactor de un medio tan independiente como la Nuestra y, al mismo tiempo, líder de la oposición en un ayuntamiento costero? O, desde el punto de vista moral, ¿está habilitado para criticar a un compañero su colaboración libre y gratuita en un diario quien lo ha estado haciendo con anterioridad o quien lo hace semanalmente aunque sea en plan capillita y vete tú a saber si pasando el cepillo? Y al padre de un concejal del PP de Gibraleón, ¿no le da un no sé qué criticar al marido de?... Me podría haber quedado calladito y guapo, pero lo siento: me niego a que se linche a un columnista de este diario con las armas más arteras y bajo la excusa de preservar la «independencia» de Canal Sur. Como ETA en el País Vasco.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 13 de diciembre de 2005

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08 diciembre 2005

Sin desperdicio

Merece la pena releer la entrevista al consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, publicada este domingo en El País, porque al trasluz de las reflexiones tanto del político como del periodista se adivinan algunas claves de la crisis política de Gibraleón. Por ejemplo: hasta en tres ocasiones Román Orozco le pregunta directamente a Zarrías «quién autorizó en un primer momento, dentro de la ejecutiva provincial socialista, que se presentara una moción de censura apoyándose en un tránsfuga». Y lo hace hasta por tres veces porque el coco del Gobierno andaluz elude sistemáticamente la respuesta, con evasivas acusaciones al PP y recordando, de últimas, que «el PSOE ha pedido el carné a los ocho militantes socialistas que han firmado la moción». Abramos un paréntesis. Nadie en su sano juicio puede atreverse a cuestionar que todos los pesos pesados de la dirección socialista onubense respaldaron ab initio la coronación de Juan Serrato como alcalde olontense aun viniendo de manos de Esperanza Ruiz. Una imagen vale más que mil palabras, y ahí están las fotos de la presentación de la moción en el Hotel Monteconquero con el secretario de Organización, Mario Jiménez, llevando del brazo la ex número dos del PP de Huelva. O sea, que la pregunta tiene lo suyo de retórica, porque hay evidencias de todo tipo —hasta unas declaraciones de Zarrías 24 horas después de hacerse público el pastel— que obligan a situar detrás de la operación a Javier Barrero y Pepe Cejudo. El problema es el efecto dominó que el reconocimiento explícito conlleva: ¿quién autorizó entonces en un primer momento y desde la ejecutiva regional y federal socialista que se presentara una moción de censura apoyándose en una tránsfuga? ¿O alguien se piensa que todo este fenomenal escándalo lo organizaron solitos (sabotaje televisivo incluido) Mario, Serrato y Esperanza un sábado por la mañana sin que Manuel Chaves o Alfonso Perales llegaran a enterarse de la ocurrencia hasta cinco días más tarde, cuando el propio Mario daba de baja en el partido a todo un grupo municipal? Zarrías calla porque no puede admitir que el presidente de la Junta estaba y sigue en el ajo. Pero lo mejor de la interviú al consejero es que, justo después de brindarle hasta tres oportunidades para expiar la culpa del PSOE andaluz en el borreguil aparato onubense, Orozco le pregunta de sopetón que si el urbanismo está bajo sospecha... Imagino la cara de Gaspar; la saliva densa bajándole por la garganta, un picor en la ceja derecha, el calor en mejillas y orejas... «Sería injusto generalizar», resuelve campeador cuando diez minutos antes había dicho que «Marbella no será el único municipio en el que haya rescate de competencias»... ¿No les dije que no tenía ningún desperdicio?

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 8 de diciembre de 2005

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03 diciembre 2005

La medallita

Lo dejo por aquí escrito no vaya a ser que la semilla termine germinando y nos pueda dar frondosidad y sombra dentro de unos cuantos años, aunque no tenga la más mínima esperanza de que ésta sea tierra adecuada. En breve se recordará —con el énfasis insoportable de los cincuentenarios— la concesión del Premio Nobel de Literatura al poeta moguereño Juan Ramón Jiménez, con pique incluido entre las administraciones del PSOE y el Ayuntamiento medio pepero medio andalucista del pueblo natal del universal poeta, porque hay demasiados pechos para una sola medalla y Pepe Cejudo no está dispuesto bajo ningún concepto a colgársela a Juanjo Volante a poco más de un año de las elecciones, donde los socialistas temen cagarla de nuevo con el candidato en el lugar donde se hacen (doy fe) los mejores pastelitos de Huelva. Lo que quiero hacer hoy es un llamamiento a los pocos pero febriles realizadores onubenses y andaluces, tanto a los consagrados como a los más jóvenes e inéditos, para que piensen por un rato si la vida de Juan Ramón no da para, por ejemplo, rodar una teleserie en nombre de Canal Sur o de cualquier otra montaña de dinero público o privado. Tómense su tiempo de reflexión los Antonio Cuadri y compañía, que es lo que pretendo con esta columna: que quienes realmente podéis hacer algo por difundir la obra del mayor poeta onubense de todos los tiempos, os planteéis la mera hipótesis de hacerlo. Y a la hora de sacar conclusiones, tengan en cuenta las localizaciones que ofrece Moguer para rodar una película de época, o el espléndido grado de conservación de la casa-museo del escritor una vez resuelto el problema de las polillas. Si me apuran, les doy hasta un nombre —el de José Luis Gil, el Juan Cuesta de Aquí no hay quien viva— para protagonizar a este personaje que el «mariconcillo de playa» de Luis Cernuda describía como «un Dr. Jeckyll y Mr. Hyde». Si alguien se atreve a hincarle el diente a ese guión que daría más juego que dos barajas de cartas, que le eche un vistazo a la polémica Pasiones de Rosa Montero donde se dan detalles de la tormentosa existencia de Zenobia Camprubí, o que recuerde el suicido por amor y ceguera, a sus 24 años, de la prometedora escultora Marga Gil Roësset, o aquel telegrama que le remitieron en plan hijoputa Salvador Dalí y Luis Buñuel tras publicar su obra maestra: «Amigablemente, te felicitamos por tu Platero y yo: es el burro más burro de todos los burros que hemos conocido»... Cuatros Oscars se llevó hace otros tantos años el equipo dirigido por Ron Howard al relatar la locura del matemático John Forbes Nash Jr. en Una mente maravillosa. Aquí la pelea es por la medallita. Por ver cómo impedimos que Volante salga en la foto.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 3 de diciembre de 2005

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01 diciembre 2005

¿Qué toca?

Quizá toque hablar de nuevo de Gibraleón y darle la última vuelta de tuerca al asunto. Porque pasan los días y, por ejemplo, uno cada vez piensa peor de la más que probable procedencia de la emisora alegal que le instalaron en la chimenea al ex secretario general del PSOE olontense, José Antonio Salas. Y porque también puedo certificar que sí, que en el PP de Huelva y en el de Andalucía la solidaridad con los compañeros de Gibraleón es enorme, y que Matías Conde besó hace seis días el suelo y alcanzó de bruces la santidad en el partido, pero que no es menos cierto que a José Luis Rodríguez no le perdona nadie a nivel interno –ni en Huelva ni en Sevilla, insisto– que le prometiera mil y una veces a Esperanza Ruiz la Alcaldía para terminar abdicando en José Ramón Gómez Cueli, sabiendo a quien se la estaba jugando. Por lo demás, cada cambio que se introduzca en el futuro PGOU para beneficiar a unos cuantos emprendedores del cambio político –con el asesoramiento técnico de los de siempre y el nihil obstat de la Junta– me revolverá las tripas. Pero no más que cualquier otra corruptela municipal (tantas veces fraguadas en la placidez de las mayorías absolutas) de las que pasan diariamente desapercibidas a ojos del ciudadano y que convierten en calderilla el tres por ciento musitado en el Parlament a finales de febrero por Maragall, algo que hasta cierto punto sirve para explicar el activismo empresarial de Cataluña y el permanente subdesarrollo andaluz... Pero alguien ya me ha reprochado, de antemano, que hoy y aquí no hable del cuento chino –de percusión suiza– de Carlos Estévez y Francisco del Campo. O de esa cara larga que no se le termina de quitar a Manuela Parralo (¿el rictus de la derrota?, ¿el rictus de la victoria?). Y de la preocupación del alcalde, Pedro Rodríguez, porque de las cenizas de la plataforma de Isla Chica hayan resurgido un secretario general de la UGT y una algarada anti impuestos con mi viejo compañero Jesús de los Santos en plan gota malaya. ¿Y qué me dicen de lo escotadísimo y pintarraqueado que anda Rodríguez Donaire, para ver si con la minifalda ideológica provoca el ataque de celos de Pedro Jiménez o termina compartiendo lecho con Cejudo, con fama de cumplir siempre en la cama? Pero ya lo haré otro día; prometido. Y les presentaré mi blog. Pero esta vez sí tocaba hablar de Gibraleón. Y felicitar sin remedio ni la menor duda, por el fondo y por las formas, al Norberto Javier del lunes y de siempre. Y mandarle un claro aviso: como vuelvas a fallarnos o te mudes de barrio, juro que te capo en nombre de varios de tus lectores. ¿Capisce?

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 1 de diciembre de 2005

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Refutando a Serrato

En cada rueda de prensa que convoca y en todas las entrevistas que concede, el inminente alcalde de Gibraleón, Juan Serrato, quiere restar importancia al secuestro de la señal de Teleodiel desde la casa del secretario general de los socialistas del pueblo. El ex portavoz (por las quejilas) del PSOE olontense ha dicho este mismo fin de semana que «en ningún caso se puede hablar de sabotaje» y que confía «en que la Justicia ponga a cada cual en su sitio», porque al final de lo que se trataría es del choque entre dos emisiones a cada cual más «alegal» y no cabría sanción moral o jurídica alguna al hecho cierto y reconocido por el propio Serrato de que «desde el PSOE en Gibraleón o desde un empresario concreto, viendo que no había pluralidad en la televisión local y que este medio era un panfleto, se intentó montar una televisión privada»... ¿Queremos ser medianamente serios? ¿O a golpe de cinismo podrán curarse en salud hasta la eternidad nuestros representantes públicos? Me refiero a que aún no ha salido el político que imponga algo de dignidad a lo que está pasando justo aquí al lado, a cinco minutos. Y me consta que Serrato –y Barrero, cómo no; y hasta Mario Jiménez, que ya es decir– maneja al dedillo la legislación vigente como para saber que, por el principio de jerarquía normativa y por puro sentido común, es una auténtica sandez justificar la interferencia premeditada de una emisión con el cachondeo padre de las televisiones locales –consentido por el legislador– cuando lo que se está poniendo en solfa es todo un artículo 20 de la Constitución, integrado dentro del corpus privilegiado de la –discúlpenme por el trabalenguas– sección primera del capítulo segundo del título primero de la Carta Magna. Pero tampoco nadie le ha puesto una pistola en el pecho al hasta ahora portavoz del PSOE en la Diputación para que se haga el tonto. Y si quiere ser tan consecuente y digno como debiera cualquier alcalde, Serrato tiene que comprometerse –a lo Corcuera– a abandonar la Alcaldía si los tribunales terminan sentenciando que José Antonio Salas –y todos los que le dieron cobertura y permanecen callados– no tenía derecho a hacer lo que hizo. Quién sabe; quizás la Justicia vuelva a sorprendernos, como cuando la negativa de Barrero a pasar el control de acoholemia o como tantas otras veces, porque estoy seguro de que el PSOE de Huelva se va a gastar una pasta gansa en la defensa de este ex compañero. Pero eso no quita que lo tenga muy crudo para salir como una patena. Y Salas no puede comerse él solito semejante marrón. Serrato y Mario, como poco, se juegan la credibilidad en el envite.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 23 de noviembre de 2005

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Ceremonial

El mismo día en que Esperanza Ruiz rompió amarras con el Partido Popular de Huelva, mi padre se aventuró a decir que la bravísima política olontense terminaría respaldando una moción de censura del PSOE para que Juan Serrato accediera a la Alcaldía de Gibraleón arrebatándosela al favorito de José Luis Rodríguez, José Ramón Gómez Cueli. Hasta entonces, los dos habíamos estado aguardando cautelosamente a que saltara la liebre después de seguir con atención el carrusel de columnas que mi amigo Norberto Javier dedicó subrepticiamente al asunto advirtiendo a la dirección provincial y regional pepera que a Esperanza no le estaban dejando otra opción política que hacer valer toda su fuerza; y aquel mismo lunes en que la ex secretaria general del PP hizo las maletas y se largó al grupo mixto, Becerro senior lo afirmó con toda la rotundidad que otorgan la lógica y la experiencia: «Esto termina necesariamente en una moción, porque si no no tiene ningún sentido lo que está haciendo esta mujer». Han pasado varios meses, ocho en concreto, y se da la circunstancia de que, de nuevo, ha sido justo a la vuelta de un fin de semana –cuántas dudas, cuántos escalofríos en 48 horas; qué tensión más extenuante de tiempo fileteado en incertidumbre– cuando se han cumplido estos vaticinios. Ya se sabe que en nueve días se celebrará el definitivo pleno municipal y todo lo que eso implica: un grupo de vecinos abucheando, otro aplaudiendo a rabiar, pálidos policías locales sin saber cómo actuar exactamente, los patrols de la Guardia Civil en la puerta, gritos o amenazas cruzadas y puramente delictivas, desalojo –puede que hasta violento– de los más exaltados de los bancos del público y, finalmente, ese profesor universitario apellidado Serrato coronado alcalde con año y medio de antelación –o dos años y medio de retraso, según quien lo diga– y Esperanza Ruiz de responsable de Urbanismo –¡toma ya!– y Servicios Sociales. Un notario ha dado fe del acuerdo, y ya se sabe que –sobre todo en esta provincia, y sobre todo si detrás se encuentra la dirección del PSOE onubense– lo que diga el señor notario va a misa. Prácticamente, lo único que queda por definir es quiénes son los valientes que no tendrán el menor problema en salir retratados en las imágenes que capten los cámaras de televisión en plena jauría humana. Y por supuesto qué pasa con el PGOU que diseñó José Luis Rodríguez con el apoyo técnico de arquitectos socialistas. Y cómo Javier Barrero o Manuel Chaves defienden al mismo tiempo la operación y el destierro de los tránsfugas. Y si en el PP alguien definitivamente se plantea si, en algún momento, se debió hacer otra cosa.

Publicado en EL MUNDO Huelva Noticias el 15 de noviembre de 2005

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Condenación

El concejal de Seguridad Ciudadana de un pueblo celebra la llegada del nuevo año con alguna copa de más y cogiéndole el culo a una zagala, que pa’eso lo tienen. La amiga de la tocada, con el trasero indemne, es sin embargo la que le recrimina con más virulencia la acción, y el mismo concejal, ni corto ni perezoso, le suelta una hostia en medio de un bar, insisto, a 31 de diciembre. El asunto es tan increíble que acaba en los tribunales y en la prensa. Durante meses, se subraya por todos los que hablan del tema —incluida esta casa— que el responsable municipal inculpado es presuntamente inocente porque así lo establece la ley y el sentido común. Pero también hay muchos que callan en ese momento. O que se muerden la lengua. Gente que, desde luego, habría saltado a la más mínima si el edil en cuestión no estuviera vinculado al PSOE, porque ya lo han hecho en otras ocasiones. Hablo en concreto de los que habrían participado encantados en el productivo y brutal acoso de las instituciones públicas si el concejal del mal vino hubiera sido del PP (¿recuerdan el caso de Juan María Domínguez, de Villarrasa, cuando lo de su supuesta manipulación de una providencia judicial?), de IU (¿qué pasó con el alcalde de Cortegana, Antonio Marín, cuando el ataque a los gitanos del pueblo?) o del PA (ya han visto lo que le ha ocurrido a José Manuel Romero en Almonte en cuanto ha empezado a tirar del hilo de Juan Báñez). Hasta hace tres días, aquí no tenía que venir ninguna consejera de la Junta para poner los puntos sobre las íes ante un abuso de género y autoridad tan flagrante. Para cargarse a cualquier tocaculos agresivo, con o sin acta de concejal, ya teníamos a Cinta Castillo, parlamentaria andaluza, senadora por la comunidad autónoma y —que nadie lo olvide— secretaria de Igualdad de la ejecutiva regional del PSOE desde hace cinco años. Pero en esta ocasión ha tenido que ser Micaela Navarro, la responsable de Igualdad del Gobierno andaluz, la que diga que con una sentencia condenatoria sobre la mesa se tiene que poner punto y final al pasteleo. Y lo dijo el mismo día en que el increíble Mario Jiménez dejaba abierta la puerta para que dentro de unos cuantos años sea el Supremo o vete tú a saber si también el Constitucional el que condene a su partido a tomar una decisión con respecto al escudero del alcalde de Aracena, Manuel Guerra. El increíble Mario, sí: el mismo que le abrió expedientes a Juan Antonio Muriel, a José Hernández Albarracín, a José Manuel Romero y a José Villalba, y el mismo que disolvió la ejecutiva local de Niebla. Seguramente porque una cosa es que le toquen a una chavala por detrás y otra, muy pero que muy distinta, que lo toquen a uno por delante.

Del archivo de EL MUNDO Huelva Noticias

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Registrado

Hace un par de días recibí la llamada telefónica de la responsable de prensa de una de la consejerías del Gobierno andaluz. Era a cuenta del polémico registro de actividades, bienes e intereses de altos cargos de la Junta, publicado recientemente en Internet —para deleite de cotillas y envidiosos— a través de la página web del departamento de Justicia y Administración Pública. Resulta que a alguien, al transcribir tanta declaración jurada y tantísimo número con decimales, se le debió de ir el santo al cielo y había acabado transformando a un par de responsables políticas en inopinadas euromillonarias, siendo una de ellas Ana Barbeito, de las más laureadas promesas del socialismo onubense que, la verdad, no me explico cómo no ha entrado en la terna de candidatos a la Alcaldía de Aljaraque con Francisco Huelva y el definitivamente victorioso José Martín. Nosotros habíamos publicado los patrimonios de directores generales tal y como aparecían en el portal de Internet de la Junta, donde llevaban colgados los informes varios días. Así, le atribuimos a la cartilla de ahorros de la ex delegada provincial de Innovación, Ciencia y Empresa el millón y medio de euros que ya quisiera ella tener. Finalmente, la culpa es de los de siempre. “Es que vosotros teníais que contrastar la información que publicáis”, terminó espetándome la jefa de prensa del consejero, después de llevarse un rato intentando convencerme de que debíamos rectificar inmediatamente. No, perdone; aquí el único que ha metido la pata son ustedes. Los que han introducido temerariamente los datos patrimoniales de los altos cargos de la Junta, los que no se han tomado la molestia de ir verificando a posteriori uno a uno esta información tan sensible para pulir cualquier posible error injustísimo, y los que en su día tomaron la decisión demagógica y puramente propagandística de dar publicidad absoluta a la situación económica de todo bicho viviente que ostente algún cargo de representación política en la Administración regional. Mis explicaciones o no fueron muy claras o no se entendieron bien, porque a primera hora de la tarde recibí la llamada de otra responsable de comunicación de la Junta para decirme —con mejor tono, eso sí— que, como le habían dicho que no daba credibilidad a la arrodillada versión de su compañera, supiera al menos que “efectivamente” ya se habían corregido los “errores informáticos” y que, en resumidas cuentas, podía contrastar mi manipulación... Debí soltárselo pero me lo callé: lo que resulta inexplicable es que el Gobierno andaluz siga sacando pecho por un registro más falso que la monea, con un presidente manirroto y demasiados directores generales en bicicleta.

Del archivo de EL MUNDO Huelva Noticias

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Prostitución

Mira que te aprecio, Pedro Jiménez, en lo personal y en lo político. Eres trabajador y listo, claro y perspicaz, honrado y valiente. Lo digo con el corazón en la mano: si todos los dirigentes de los partidos fueran la mitad de cercanos y sencillos que tú, Huelva funcionaría mucho mejor. Pero me han abierto un hueco aquí, en la página dos, para que analice tu abrupta denuncia del otro día, cuando dijiste aquello de que el PSOE “prostituye” la vida pública onubense con la compra de los alcaldes de Trigueros, Cabezas Rubias y lo que te rondaré morena del PA. Verás, Pedro: entiendo tu indignación, como la de cualquier ciudadano que piensa que la gente que entra en política con un discurso y unas siglas muy determinados, no puede quitarse el mono a las primeras de cambio para acabar haciendo todo lo que criticaban con fiereza hasta hace tres días y justo con aquellos a los que se dedicaban a poner a caldo en cuerpo y alma. Eso sólo puede ocurrir en una democracia de payasos o faquires y se comprende que a un tío como tú estas cosas le duelan, igual que muchos compartíamos tu profunda rabia cuando los andalucistas, por cuenta de la Consejería de Turismo y Deportes, os rebasaron en las municipales de 2003 como tercera fuerza de la provincia. Yo no he leído un análisis más conciso y certero sobre la crisis del PA en Huelva que el tuyo: “Antes Miguel Romero tenía la chequera y ahora la tiene el PSOE”, comentabas el otro día, cuando describiste a Cristóbal Romero y a Esteban Naranjo como los nuevos gigolós de la política local. Pero Pedro, entiéndeme tú a mí ahora, o entiéndenos porque no soy el único que piensa lo que te voy a decir: después de la pasta gansa que habéis pillado en la Diputación a cuenta del “pacto de progreso” que firmaste con Javier Barrero, de haber mantenido con vida en las instituciones a Pepe Cejudo a cambio de que os resolviera la recolocación de tanto bollullero insigne, después de haber trincado hasta en las mancomunidades en pie de igualdad con los grandes señores de la política huelvana, o después de haber castigado con el fuego de los infieles a las asambleas que se oponían en redondo a bailar agarrado con semejante aparato provincial socialista, ¿qué vais a criticarle ahora al PSOE de Huelva si ha salido en busca de otro partido para meterlo en su jergón? Moralmente, ¿puede criticar el coordinador provincial de una organización en la que milita Francisco Rodríguez Donaire que, con el dinero de todos, los mandamases del sistema se estén cepillando hasta la literalidad al andalucismo más rampante? Lo dicho, Pedro. Que te quiero un montonazo, pero de fulanos y fulanas con despacho y chofer esto está lleno desde siempre. Y una puta no nace; puta se hace.

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Sectarismo y pancartas

El sectarismo partidista se ha convertido en uno de los mayores problemas del sistema institucional y democrático que nos rige. Para desgracia de los administrados (los soberanos; al menos porque somos los que pagamos), el grado de encanallamiento ideológico de nuestros gobernantes —independientemente de su orientación: desde socialistas hasta populares, pasando por comunistas, verdes, andalucistas y los que ustedes quieran añadir— ha alcanzando ya límites insospechables, y nada invita a imaginar un futuro mejor al menos mientras el poder legislativo y las formaciones políticas sigan copados por este personal, que en tres décadas no ha sido capaz de asimilar reglas y principios básicos de la convivencia constitucional con la que todos se llenan luego la boca. ¿Quién les explica a ciertos alcaldes, más anchos que panchos tras cuatro o cinco mandatos a sus espaldas, que los concejales y concejalillos de la oposición en realidad son gente tan honorable como ellos mismos, a los que tienen que escuchar y acercarse siempre que sea posible? ¿Cómo se le convence a un presidente de Diputación Provincial de que ha de rodearse de los mejores y no de medianías, y de que las instituciones no son castillos ni ellos nobles señores a los que se deba pleitesía? A todo un consejero de la Junta, ¿se le puede insistir en que no puede permitir construir junto al mar en un municipio costero lo que ha prohibido cuatro kilómetros de playa más arriba a un «Ayuntamiento no amigo», o viceversa? Insisto en que no hablo de ningún político o sigla en concreto. Nada más lejos de mi intención que convencerles de vaqueros buenos e indios malos después de los ocho años de José María Aznar en La Moncloa, durante los cuales, por ejemplo, tantos pueblos gobernados por el PP inauguraron gozosamente multitud de escuelas taller que tenían que haber ido a parar a la Cuenca Minera. Lo que concluyo es que nos estamos habituando al sectarismo como el sarnoso a rascarse, y que cívicamente estamos obligados, cuanto menos, a denunciar los abusos. ¿Que a qué viene esta reflexión? Pues a que el otro día los populares de Lepe, con Manuel Andrés González, colgaron en la sede de su partido una pancarta exigiendo por enésima vez a la Junta la conexión de la autovía a Ayamonte con las playas, lo que me hizo recordar que, en el festivo Valverde, Cejudo mantuvo durante años con el apoyo de Rodríguez Donaire otra pancarta reclamando al Gobierno el desdoble de la N-435, pero colgada en el balcón del Ayuntamiento. Matices, desde luego, pero que se distinguen a leguas. Y que deberían pintarle la cara a más de uno.

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Dos en uno

Crisis en el PP de Huelva, para variar. En esta ocasión, con Gibraleón (¡Gibraleón!) de fondo, con la cuna popular más prolífica de epicentro. Esperanza Ruiz, probablemente la política más agradable y humana de todo el espectro onubense, ha abandonado la formación donde llevaba la tira de años con un portazo tan meditado como medido. Le prometieron ser alcaldesa y la mandaron a por tabaco cuando la reunión definitiva. Ahora, ha dejado a los pies de los caballos al que la engatusó, a José Luis Rodríguez, todo un responsable (capten la ironía) de Política Municipal en la remozada ejecutiva regional del PP que ha visto cómo el «cambio tranquilo» que le encargó a José Ramón Gómez Cueli ha derivado en la pérdida de una delicadísima mayoría absoluta que terminará de saltar por los aires en las elecciones de 2007. Ni un hombre curtido en mil batallas como Matías Conde ha sido capaz de hacer valer sus armas para abortar la marcha de Esperanza, a la que, desde luego, se le podrá negar cualquier cosa menos arrojo y valentía. Le queda por delante lo más difícil: mantener el equilibrio, demostrar a su pueblo y a toda la provincia que, pese a las críticas y pedradas de unos y las flores los encendidos elogios de los otros, no va a pegar un bandazo de los de padre y muy señor mío. Se lo aconsejo de todo corazón, por el aprecio personal que les tengo a ella y a Norberto: si la cuerda se afloja demasiado y amenaza con romperse, lo mejor es bajar y despedirse desde la lona. Que a ningún héroe se le exigió ser, además, funambulista.

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En las filas del PSOE de la capital, en lo más profundo de las bases, ya se ha instalado la convicción de que el próximo rival de Pedro Rodríguez para alcanzar la Alcaldía de Huelva saldrá bautizado de un proceso de primarias en el que el actual portavoz municipal, José Juan Díaz Trillo, se las tendrá que ver con un candidato alternativo. También se cree, a pies juntillas, que esta segunda opción será encarnada por una mujer, que todas las papeletas las ha comprado ya la parlamentaria andaluza y senadora Cinta Castillo, que por lo bajini (o por lo altini) ésta recibirá el respaldo de las ejecutivas provincial y regional del partido, y que, por lo mucho que estará en juego, se subsanarán los errores cometidos en el pasado —en los anteriores procesos de selección del alcaldable— para no tropezar de nuevo con el mismo peñasco ante los ojos de la ciudadanía. Las encuestas internas revelan el inevitable desgaste del PP, sí, pero también que el candidato Rodríguez sigue siendo el gran valor de los populares. Además, se ha visto cómo, comicio tras comicio, se agiganta en las campañas electorales y que le tiene cogida la medida a Díaz Trillo. El sueño del PSOE sería encontrar la horma de Perico, pero a estas alturas de la película se antoja imposible, así que volverá a confeccionar una lista en la que la estrella será el equipo y no su delantero centro. Serán, por tanto, las bases quienes decidan. Y Pepe Juan no es tonto.

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Actualidad

Dos noticias copan la actualidad política con todo merecimiento. Por un lado, el pacto de gobierno que han alcanzado PSOE y ¿PA? en Trigueros, que vuelve a unir al cabo de tantos años a Domingo Prieto y Cristóbal Romero y que habrá que ver cómo empieza y dónde termina. Por el otro, la sentencia sobre el congreso provincial de los andalucistas, con la que la autoridad judicial le ha venido a dar toda la razón a Antonio Capelo y sus polacas frente a la panda de Miguel Romero. Respecto a Trigueros, se viene a confirmar ahora que los socialistas y el ¿PA? han estado siempre más cerca de lo que han querido dar a entender ante la opinión pública. Recuerdo el cabreo del alcalde en el pleno en el que fue investido con los votos del popular Pepe Cerero porque en este periódico habíamos escrito que justo en su pueblo podían naufragar los acuerdos contra el PSOE impulsados por el discretísimo Curro Pérez y el mencionado Miguel Romero. No sé si Cristóbal mantiene ahora que la aproximación y el acuerdo con los socialistas no ha sido posible hasta hace cuatro días y desde una óptica puramente provincial (¿Pepe Cejudo tal vez?), pero la gente también extrae sus propias conclusiones. Quien me parece que no puede estar del todo contento con la jugada, aunque la bendijere, es ese pedazo de pan de Domingo Prieto. ¿Mira que si encima tenemos aquí al candidato soñado para volver a gobernarlo todo?... Pero cambiemos de tercio y hablemos de la sentencia sobre el congreso interruptus del PA de Huelva que, como era previsible, les da la razón a quienes iban a imponerse en el cónclave por la sencilla razón de que en Torremolinos ganaron los que ganaron y le darán la vuelta al calcetín. Algunos concluyen que a Miguel Romero le están creciendo los enanos del circo que montó, pero yo extraería otra lección de este fallo judicial, otra moraleja: los políticos que acuden a los tribunales para dilucidar asuntos internos no tienen nunca nada que hacer. Y en buena medida son los responsables directos de que la democracia brille por su ausencia en el seno de los distintos partidos, por muchas medallas que se quieran colgar algunos en cuanto tienen la menor ocasión. El probre Miguel, como tantos otros, cayó en su propia trampa y ha pretendido que un juez le reponga como monarca absoluto de una organización fraguada históricamente sobre principios tan discutibles como el de que, con un solo voto más, tengo el derecho de destrozarte. En ese contexto, las polacas de Capelo no sobran. Son la base misma del sistema.

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Huelva y sus hamburgueserías

Me preguntan en Sevilla que qué Mc Donald´s fue el que salió ardiendo en la noche del jueves. ¿Que qué Mc Donald´s? Pues el Mc Donald´s, el que está junto al puente de Punta Umbría; el único que hay. Y se ríen de mí porque cómo diablos va a ser posible que el payasito de la peluca roja sólo venda hamburguesas en un sitio de los 10.085 kilómetros cuadrados que componen esta magna provincia. «No me creo yo que en las playas de Lepe, con todo lo que se está construyendo allí, no vaya a haber otro», me replican. Insisto en que afortunadamente no, y en que, durante un huevo de años, las hamburguesas que nos estuvimos zampando campechanamente fueron las de los hermanos Rodríguez de la Plaza de las Monjas. Pero nada, ni caso. Y concluyo que, a los ojos de buena parte de la humanidad, el progreso cosmopolita se constata por el número de establecimientos de comida rápida de marca que ocupen su casco histórico. A efectos de modernidad, lo determinante no es que Huelva tenga o no aeropuerto y que el AVE nunca vaya a llegar a la capital porque somos muy poquitos para un aparato tan caro. ¿Cuánto factura Pizza Hut en esta ciudad?, ¿y cuántos establecimientos tiene abiertos? Según la flota de motocicletas con que cuente esta pizzería para el reparto domiciliario, según la cantidad de porciones que sea capaz de comerse el onubense medio de una sentada o a lo largo de todo un año, podremos saber si los onubenses estamos en una capital digna de sobrevivir al siglo XXI o si merece la pena dejarlo todo y emigrar a otros parajes donde los Burger King se contabilicen por centenares. ¿Vicios de la sociedad de consumo? Puede ser... Aunque, pensándolo bien, también pudiera ser que los españoles estemos simplemente ajustando nuestra pupila intelectual a este mundo customizado en el que todo, absolutamente todo, tiene una solución al alcance de su bolsillo. ¿Por qué no va a ser un síntoma de retraso el que en toda la provincia sólo haya un puñetero Mc Donald´s (la mar de coqueto, eso sí, con su Mc Auto y todo, para que más de un capullo se deje allí el guardabarros cualquier día)? ¿No debería el Ayuntamiento de Huelva olvidarse del Parque Empresarial y darlo todo por esos inversores que estén dispuestos a meterse en el singular mundo de las franquicias de la comida basura? Además, ¿quién no quiere a la vuelta de la esquina una hamburguesería –con su trazabilidad y todo– para poder mandar allí a los niños a que se maten y no tener que sacar el coche del garaje y llevarlos al Molino de la Vega para que acaben matándote a ti? No sé ustedes, pero yo me voy a zampar ahora mismito un Mc Royal de Luxe. ¡Por Huelva!

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La apuesta

Los que creemos que el PSOE terminará retirando de la lucha por la Alcaldía de Huelva a su portavoz, José Juan Díaz Trillo, no mantenemos esta tesis por inquina hacia el líder de la oposición en la capital, ni muchísimo menos. La cita con las urnas de la primavera de 2007 va a ser encarnizada. «Como todas las que la precedieron», dirán algunos; pues sí. Pero el grado de tensión que se va a respirar en los próximos comicios no creo sinceramente que encuentre parangón en estas tres décadas de democracia por completarse. Por un lado, los socialistas saben que podrían borrar del mapa al Partido Popular si recuperan las riendas del Consistorio capitalino. El hecho de que Pedro Rodríguez haya empezado a compaginar su condición de alcalde con la de presidente del PP onubense lo sitúa todavía más en el centro de la diana para un PSOE que quiere resarcirse del palo de las últimas elecciones, en las que todos los primeros espadas —léase Javier Barrero, José Cejudo, Mario Jiménez y José Oria— pincharon en hueso en sus respectivos dominios —por el mismo orden, Punta Umbría, Valverde, Moguer y Lepe—, sin que el tupido velo del «pacto de progreso» suscrito con Izquierda Unida le haya servido a ninguno para tapar sus vergüenzas. Por el otro lado, el popular, como las cosas salgan torcidas en las próximas municipales más de uno va a terminar que plantearse muy seriamente lo de hacer alguna FP para reorientar su vida, porque después de aquel fatídico 14 de marzo de 2004 ya no queda refugio institucional en el que cobijarse, y en la calle está empezando a llover y puede hacer mucho frío. Hasta aquellos que no toleran verlo a un tiempo presidiendo los plenos, entrando a deshora en la plaza del Punto y dándose abrazos con todo bicho viviente en el Parlamento, terminarán encomendándose a la estampita de Perico, el santo del PP. La lucha, por lo tanto, se presume animal. Y yo, al igual que alguna que otra gente de dentro y fuera del partido, pienso que mucho habrían de sonreírle las encuestas a Pepe Juan para que no haya relevo en la candidatura, y todos los sondeos que se están publicando no invitan al optimismo. Siendo pragmáticos, el mazazo se da antes recuperando a José Antonio Marín Rite —aupado a la primera línea con el relevo de Genaro en el puerto— que manteniendo a un Díaz Trillo que en 2003 acabó sentenciado políticamente en Huelva. Y si se quiere refrescar la vida municipal (manda narices lo pronto que caducan los políticos en España, da lo mismo que sean honrados o idiotas), pues quizá valga la pena hasta probar con gaseosa antes que mantener a un candidato que, por desgracia, perdió todo el gas hace tiempo. Como Barrero se haga el sueco por un lado y por el otro a Rodri le dé por cargarse a sus concejales más fotogénicos, a ver qué pare el monte.

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Especialidades onubenses

Si el presidente de la Junta, Manuel Chaves, decidió que hace seis días Huelva fuera el lugar donde tenía que celebrarse la convención municipal del PSOE andaluz, es porque las encuestas internas que se están manejando en los despachos de la calle La Palma y en los de calle San Vicente de Sevilla desde hace algunas semanas apuntan que la capital onubense está a tiro de piedra, y no piensan desaprovechar la oportunidad histórica de hundir definitivamente al PP en una provincia chiquitina pero decisiva y en la que, desde la entrada en vigor de la democracia, el centro-derecha se ha demostrado incapaz de terminar de organizarse territorialmente como debiera. Para terminar de configurar su vasto imperio de poder, a los socialistas andaluces les falta coronarse en los principales ayuntamientos de esta comunidad histórica o nación, que ya veremos, pero, según dictaminan los sondeos, no lo van a tener nada fácil con Teófila Martínez en Cádiz, con Torres Vela en Granada, con Rosa Aguilar en Córdoba, con De la Torre en Málaga, con Sánchez de Alcázar en Jaén o en Almería con la crisis interna del PSOE. Comparando resultados, es la Alcadía de Huelva la que, demoscópicamente hablando, más cercana está para Chaves y los suyos, que hace mes y medio se conjuraban para lograr cuatro de las ocho capitales de provincia andaluzas pero que se dan con un canto en los dientes si en año y medio logran la mayoría absoluta en Sevilla, consolidan a Pilar Sánchez como alcaldesa de Jerez y dejan para la hemeroteca el Katrina de Pedro Rodríguez.
Dicho esto, se engañan quienes piensen que, hasta la victoria final, todo va a ser coser y cantar. Lo que realmente dicen las encuestas es que, si no se acierta con el candidato, todo se puede ir yendo al garete, porque el mantenimiento o la ruptura de la mayoría absoluta del PP bien podría depender de un puñado de votos que se ganan por un apretón de manos o un abrazo sincero en vísperas de domingo. Poca gente sabe tan bien como la dirección del PSOE de Huelva que con llamadas telefónicas aleatorias no se puede medir el fervor popular que llega a desatarse en el tramo final de unas elecciones. Por eso temen tanto un último y previsible arreón de Perico. Por eso no se fían de Pepe Juan Díaz Trillo aunque no se lo terminen de dejar bien claro. El problema es que, por mucho que quieran pintarlo, no hay realmente ni un candidato ni una alternativa con fuelle que garantice un vuelvo electoral que a estas alturas se antoja ya casi obligado. En definitiva: que como José Pablo Vázquez Hierro se presente a las elecciones, en la central lechera de Chaves empezarán a echar cuentas y a plantearse si no sería mejor volcarse en otras plazas menos... especiales.

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Modelos

Resulta cuanto menos curioso que, siempre que se hacen análisis sobre el Partido Popular de Huelva y las instituciones que aún conserva, de un tiempo a esta parte se estén configurando como dos modelos de gestión claramente diferenciados y, en cierta medida, contrapuestos. Por un lado, tendríamos al magno Ayuntamiento de Huelva, con el presidente provincial del PP y parlamentario andaluz, Pedro Rodríguez, a la cabeza y una mayoría de agradecidos incondicionales alrededor. Por el otro, estarían los consistorios metropolitanos de Palos y Gibraleón, bastiones históricos de los populares donde Carmelo Romero y José Luis Rodríguez —este último, con enormes dificultades aritméticas tras el bofetón sin mano de Esperanza Ruiz— siguen ejerciendo de monarcas absolutos, mal que les pese a tantos. La capital pecaría, como siempre, de ombliguismo. Los gobernantes andarían demasiado ensimismados en la resolución de los problemas municipales y, por decirlo de algún modo, no serían capaces de ver más allá del Torrejón. Así, Perico estaría olvidando a menudo el prisma partidista (por ejemplo, en mancomunidades de viejo o nuevo cuño), lo que iría en detrimento de la organización política que le reconoció hace unos meses como su verdadero líder provincial y como el que tiene que sacarle las castañas del fuego en una coyuntura ciertamente complicada. Por contra, quienes estarían siempre pensando en la formación de sus amores desde sus centros de poder respectivos, los que por tanto estarían haciendo partido en el día a día de su gestión —aun velando por los intereses de sus conciudadanos—, serían los dirigentes palermos y olontenses, capitaneados por Carmelo (recuerden su último escorzo: la fallida OPA hostil contra la Mancomunidad de Desarrollo Local del Condado) y por el nunca ausente José Luis, quien con dos años de antelación ha iniciado la campaña electoral de las municipales confiando la suerte de su acta de diputado regional a que el PSOE puede tener aún mucho que perder con un candidato como Juan Serrato. Pero a lo que íbamos: hay quienes parecen muy interesados en marcar distancias respecto al alcalde de Huelva y su visión política de las cosas, sobre todo desde la óptica partidaria y supramunicipal, aunque siempre lo hagan a través de terceros y sin mancharse los trajes. ¡Con lo fácil que habría sido, digo yo, aprovechar el último congreso provincial para presentar una tercera candidatura o sumarse sin vergüenza alguna a la del valiente José Carlos Hernández Cansino para plantar cara ahí donde se debe! Pero no. Como la zorra del cuento, debieron de pensar que las uvas estaban aún algo verdes. Aunque a algunos les quede media hora en política, nada más.

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Honor

Se extraña el director de este diario de que el Ayuntamiento de Valverde se disponga a editar una revista municipal y gratuita de 4.000 ejemplares (una por casa si hacen la cuenta) cuando aún no ha solucionado el grave problema financiero que le causó a una de las publicaciones de mayor solera de toda la provincia: la añeja Facanías. «Pero si a mí me llamó una mañana Rodríguez Donaire al periódico y me juró por su honor que se iba a firmar un nuevo acuerdo», recuerda con estupor Unquiles. Aquel telefonazo se produjo hace más o menos un año, justo después de que el líder de IU acordara con el alcalde de Valverde, el socialista José Cejudo, que a la segunda cabecera más antigua de Huelva ni agua, rompiendo porque sí un convenio que garantizaba 3.000 euros al año a cambio de cien ejemplares mensuales de la publicación. Tradicionalmente, el Ayuntamiento se marcaba el detalle de remitir estas revistas a todos aquellos valverdeños que, en su día, se vieron forzados a emigrar en busca de mejor fortuna, para que nunca perdieran el contacto con el pueblo. Pero al poco de que Cejudo se hiciera con las riendas del Ayuntamiento, este envío cesó de modo fulminante, así que o las revistas se las iban llevando los trabajadores municipales a casa (para no tener que pagarlas en el kiosco) o directamente iban a parar al contenedor de basura, algo para lo que siempre demostró especiales dotes el secretario general del PSOE valverdeño, Miguel Angel Domínguez, un tipo tan curioso y excitante como su gestión al frente del Consorcio Provincial Contra Incendios. El caso es que el convenio con Facanías (rubricado por el propio Cejudo hace seis años) se rompió, sin que nadie quisiera hacerse luego cargo del muerto. A Unquiles lo llamó el honorable Rodríguez Donaire cuando ya el Ayuntamiento había comunicado por carta y sin preaviso la decisión, pero yo le había telefoneado días antes para preguntarle si eran ciertos los rumores y se hizo el sueco. «¡Pues me juró por su honor que se iba a firmar otro convenio!», insiste el director. A mí también, Rafa. Y a la responsable de esa revista, con 32 primaveras a sus espaldas. Y a medio pueblo. Pero ha pasado todo un año y nada: sale a dar una rueda de prensa y anuncia una nueva revista, porque entiende que las distintas ediciones locales y provinciales no se hacen eco de todo lo que hacen, dicen o piensan él y el alcalde. ¿Se puede ser más impresentable? Dos años, ni uno más, le quedan a él y a Cejudo en la política valverdeña. Entre otras razones, por cacicadas como la que están cometiendo con Facanías. Pero que sepan, los dos, que esto no ha hecho más que empezar. Lo juro por mi honor.

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La extorsión

Después de las elecciones municipales, los socios del pacto de progreso se propusieron dar un golpe de mano en lo que a los medios de información locales se refiere. PSOE e Izquierda Unida, o Pepe Cejudo y Paco Rodríguez Donaire si lo prefieren, concluyeron que, tras su acuerdo de gobierno, Valverde se iba a convertir en una suerte de páramo político en el que la inexperiencia de un hombre como Juan Carlos Gutiérrez iba a servir para aminorar las tensiones poder/oposición que se pueden palpar allí donde rigen gobiernos democráticos. Con los tres concejalitos del PP estrenándose y sufriendo novatadas por doquier, al enemigo había que buscarlo fuera del Ayuntamiento. Y como civilmente este pueblo dejó de ser hace bastante conflictivo (a base de subvenciones y palmaditas en la espalda), el único flanco por cuidar era el mediático.
La táctica de Cejudo de comprar voluntades le falló en el 99 (primera y última vez; ese mérito no nos lo va a quitar nadie) con Facanías, cuando se transcribió oficialmente un convenio de colaboración con más años que el que esto suscribe y el primer edil nos soltó en su despacho aquello de que veía “muy difícil” que la revista pudiera recuperar la senda de la información y el debate porque este proyecto liberal e identitario se había convertido con el paso del tiempo en “otra cosa”. Como no había satisfacción económica posible para este consejo editorial, había que replantearse la estrategia.
¿Y si les dejamos sin blanca?, debió pensar el más retorcido de nuestros gobernantes. ¿Y si a partir de ahora les obligamos directamente a comer de nuestra mano? El único problema —serio— era ese histórico convenio ratificado por el propio Cejudo en el anterior mandato. Pero como no había dado los frutos deseados y el Ayuntamiento no podía influir en nuestra línea editorial, ni cortos ni perezosos los socios del progreso acordaron romper el acuerdo porque sí, ejerciendo encantado de sepulturero ese Miguel Ángel Domínguez que tan bien está defendiendo los intereses valverdeños desde la presidencia del Consorcio Provincial Contra Incendios... Sin embargo, la polvareda levantada en los medios de comunicación (poderosos, es verdad, aunque no tanto como el miedo de los cargos públicos) hizo reaccionar a la dirigencia, que se comprometió a firmar un contrato publicitario vitalicio para restañar esa herida mortal que se le hacía a la revista de este pueblo.
Esto fue hace un porrón de meses, aunque haya que recordar que en aquellos momentos Paco Rodríguez Donaire se apostó las barbas a que todo estaría rubricado en cuestión de días. Pero el hecho es que estamos en marzo de 2005 y que a los bienpensantes no nos queda más remedio que imaginar que los servicios técnicos del Ayuntamiento aún están pergeñando ese documento, con un empeño digno de ser resaltado por Cejudo cuando presente a la opinión pública el acuerdo. Mientras tanto, si no le gusta lo que se dice en esta página o en las sucesivas, él podrá seguir negando el pan y la sal a una redactora y jugueteando con los sentimientos y la memoria de todo un pueblo, tal y como ha venido haciendo hasta ahora. De la compraventa a la extorsión hay sólo un paso. Harían bien en recordárselo a nuestro alcalde. En realidad, alguien debió hacerlo hace ya mucho tiempo.

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Un incendio orwelliano

La guerra es la paz; la libertad es la esclavitud; la ignorancia es la fuerza. Sobre la lógica imposible de estas tres contradicciones esenciales, Orwell ideó la sociedad futurista de su novela 1984, controlada por el Gran Hermano e inspirada en buena medida en sus experiencias guerrilleras en las filas del POUM y en la Cataluña del 37, sitiada desde todos los frentes. En esa esquizofrenia orwelliana es en la que van a instalarse a partir de ahora las instituciones controladas por el PSOE a cuenta de la declaración de zona catastrófica comprometida para Guadalajara por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Basta con leer la información publicada por el diario El País ayer para adivinar por dónde van a ir los tiros desde ya. “Aunque el término fue esgrimido por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en su visita al Alto Tajo, fuentes del Gobierno aclaran el sentido metafórico de la expresión para indicar la dimensión del esfuerzo del Estado en indemnizaciones y ayudas económicas encaminadas a rehabilitar las zonas incendiadas”, se apunta. Según este periódico, “de aplicarse la figura, apenas quedaría un rincón libre de catástrofes y da pie a que surjan especialistas en recabar subvenciones”. O sea, que las palabras de Zapatero que repiten desde hace un par de días todos los informativos de televisión y radio, tanto públicos como privados (también la Cadena Ser), en realidad no significarían lo que significan conforme al ordenamiento jurídico, aunque El País no haya titulado diciendo que el Gobierno anuncia públicamente algo que no va a hacer en ningún caso.... Lo dicho: la guerra es la paz; la libertad es la esclavitud; la declaración de zona catastrófica es una metáfora. La patata caliente que les ha soltado el presidente a los responsables públicos de su partido que hace un año tuvieron que dar la cara ante los afectados por el incendio de Riotinto levantará ampollas. Porque a ver cómo nos explican nuestros gobernantes más cercanos lo hecho y lo dicho en todo este tiempo cuando este viernes el Consejo de Ministros haga palidecer su convicción impostada de que la zona catastrófica no serviría para recuperar las 35.000 hectáreas calcinadas entre las provincias de Huelva y Sevilla. Lo del domingo ya es sintomático. Zapatero, por la mañana, anuncia su decisión, y en todo el día nadie del PSOE o de la Junta abre el pico, ni en Sevilla ni en Huelva. Sólo habla el ex consejero de Gobernación, Alfonso Perales, para acusar al presidente del PP andaluz, Javier Arenas, de hacer una «oposición frívola y con carácter retroactivo»... La guerra es la paz; la libertad es la esclavitud; el incendio de Riotinto es el pasado. Habría atinado Orwell titulando 2005 su novela.

Del archivo de EL MUNDO Huelva Noticias

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Clonando

Hace un par de navidades charlaba de modo amistoso con Pepe Cejudo en la sede provincial del PSOE. El partido suele convidar a finales de diciembre a cerveza y pincho de tortilla a los plumillas habituales de la calle La Palma, de igual modo que es costumbre que la gente se acabe yendo a almorzar a casa con algún libro envuelto en papel de regalo (sospecho que Pepe Juan Díaz Trillo, el viejo profesor del Diego Angulo y actual secretario general de los socialistas de la capital, tiene mucho que ver en el detalle).
Hace dos años a mí me tocó en suerte un best seller de política ficción que, la verdad, no sé bien dónde pudo acabar sus días. Se había creado un nuevo Stalin con los avances de la biotecnología, y un grupo de camaradas lo resguardaba con celo de los sicarios del capitalismo para que pudiera restaurar, en cuanto se diera la ocasión, su dictadura proletaria a escala mundial tras tomar buena nota de los fallos que llevaron a la demolición del Telón de Acero.
Poco antes de que me dieran el libro, charlaba distraídamente con el alcalde sobre la terna de sucesores del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, al frente del Partido Popular. ¿Rato, Mayor Oreja, Rajoy, Ruiz Gallardón, Arenas...? Por aquel entonces era algo que no estaba nada claro y cada cual tenía su caballo ganador. Yo creía que iba a ser Acebes el elegido (chica habría de quedarse la derrota del 14M si tal cosa hubiera sucedido), y recuerdo que Pepe no llegaba a descartar que el dirigente popular se quedara en la poltrona rompiendo finalmente su promesa de abandonar la Moncloa tras completar el ciclo de dos legislaturas...
Pero si algo explica que me venga a la memoria aquel día prenavideño en esta infernal última semana de junio no son aquellos pronósticos desatinados, sino una reflexión que permite prever algunos acontecimientos de la política municipal que, más tarde o más temprano, habrán de irse produciendo irremediablemente. “Recordad una cosa”, nos dijo Cejudo a mí y a Rosa Font, una compañera de EL MUNDO Huelva Noticias: “Aznar agotará todo el tiempo, no dirá quién lo sustituye hasta el último momento, porque sabe que, el mismo día en que decida hacer público el nombre, la atención de las cámaras se va a centrar en el nuevo líder, y eso no lo quiere ningún político”.
Desde la misma noche en que el PSOE perdió la mayoría absoluta en el Ayuntamiento, el debate de la sucesión se abrió en Valverde, no tan abruptamente como hacía temer aquel brindis al sol de Pepe en el cierre de campaña, cuando sin venir a cuento soltó lo de que no sería alcalde si no reeditaba esa mayoría suficiente que reclaman todos los gobernantes. Al final, salvó la cara poniendo Diego donde dijo digo y abrazando hasta asfixiarla a una Izquierda Unida que no levantará cabeza en años. ¿Sospechará de sí mismo tanto como de Aznar a la hora de cumplir su promesa —ya rehecha— de abandonar la política? Sinceramente, no lo creo. Pero lo que tengo clarísimo es que, desde luego, no se sabrá hasta ultimísima hora. Nadie, absolutamente nadie, se coscará de sus verdaderas intenciones hasta que Cejudo no tenga el coche en la puerta repleto de maletas, principalmente por aquello de que las teles son caprichosas y desagradecidas con los políticos. No esperen la celebración de asambleas socráticas, porque aquí la sucesión se resolverá con un postrero telefonazo de despedida. Confiemos en que, al menos, Pepe sepa elegir entre sus Rajoys. Porque, de momento, la biotecnología no ha avanzado tanto como para crear a ese sustituto ideal de quien no delega ni la firma.

Del archivo de Facanías

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Villarrasa

Por fin el juzgado de La Palma parece dispuesto a entrar en el problema de fondo de la planta de Villarrasa, para mayor gloria del popular Juan María Domínguez, la verdadera mosca cojonera del PSOE de Huelva. Se acaba de dictar una providencia por la que se solicita a la Diputación información técnica para verificar si existen razones que justifiquen el cúmulo de irregularidades que se vienen detectando en los últimos años en el vertedero. Las primeras declaraciones del diputado de Medio Ambiente, Manuel Guerra (a través de nota de prensa, claro), no podrán resultar comprensibles para alguien de fuera que no llegue prevenido de que, en Huelva, la política no es el arte de arreglar los problemas ciudadanos, sino un juego de niños en el que con un ‘tú la llevas’ se pretende traspasar todos los males al oponente. A cuento de qué viene ponerse a hablar del alcalde de Huelva cuando se te están pidiendo explicaciones sobre tu planta, cuando se alude a tu ámbito de responsabilidades... Evidentemente, el complejo de Villarrasa sirvió en su día para solventar en gran medida el problema de los vertederos incontrolado. ¡Faltaría más! Pero ¿se pueden justificar hoy día sus graves deficiencias por estar absolutamente desbordado por la basura? ¿Y tiene explicación el oscurantismo y la falta de valentía con la que afrontan cada polémica los responsables de la Diputación, a los que el juez les llega a pedir ¡a estas alturas! que aclaren quién era el responsable del control entre 2002 y 2003 de la planta, un Juan Serrato al que nadie ha mentado hasta ahora? En ningún ámbito de la política existe mayor margen para el cinismo y la frivolidad que en el concerniente al medio ambiente. En otro tiempo, cuando llegaba el momento de retratarse, todo el mundo salía mal enfocado y cada cual podía extraer sus conclusiones. En ese fragmento de segundo en el que echaba a volar el pajarito, al político se le congelaba la sonrisa y quedaba demudado para la historia. Hasta que se inventaron los gabinetes de prensa, esos escudos antimisiles con los que algunos se ahorran al año miles de toneladas de saliva de la que amarga, y con los que se está consiguiendo que los discursos salgan cada vez más floreados, más cubiertos de abono y mierda... Lástima que gente con la cabeza del alcalde de Aracena también le estén cogiendo el gustillo a lo de soltar su peste en la espalda del otro para salir en estampida. Menos monsergas: ampliación de la planta, ¡ya!

Del archivo de EL MUNDO Huelva Noticias

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Beticismo y bondad

Coincidí el otro día en las escaleras con mi vecino en Huelva, el cartayero Pepe Jurado, sacristán de la iglesia de San Sebastián y hombre devoto allí donde los haya (por cierto, que cada vez que se entera de que me voy a pasar el fin de semana a Valverde, me busca para pedirme que haga de cosario de recuerdos y aprecio sincero para el párroco, don José Ramos, quien confío que acuse recibo de esta columna).
“Qué buen cura tuvisteis allí en Valverde. ¡Qué hombre más simpático era don José Arrayás!”, me comenta Pepe mientras nos disponemos a enfilar ya la cuesta de Federico Mayo, justo antes de confesarme que, en un célebre bautizo oficiado por don José en la capital, fue él la persona que se adueñó del órgano de la iglesia y empezó a tocar solemnemente las notas del himno del Betis, para sorpresa del respetable y alegría del sacerdote valverdeño.
“El mejor bautizo al que he asistido en toda mi vida”, me dice Pepe que le aseguró el bueno de don José mientras le daba un fuerte abrazo y le brindaba una sonrisa de las suyas: sincerísima, de oreja a oreja, pura e inolvidable. Y yo que me acuerdo entonces de otra aún mejor, de la inmensa —y mascona— alegría que le embargó al cura más bético que se recuerda tras enterarse de que un grupo de teólogos e historiadores estaba investigando a conciencia la posible presencia de San Pablo en Andalucía durante la época del imperio romano.
“Eso sería muy importante”, cuentan que dijo con sorna don José Arrayás. “Nada me gustaría más a mí que en una misa de domingo poder leer ‘Carta de San Pablo a los Béticos’, y que todos los sevillistas se levantaran diciendo «Alabado sea el Señor»”... De ese estilo me sé otras mil. Algunas de ellas en primera persona. Como aquella vez que le riñó a mi madre por haberme castigado con no ir el domingo al Benito Villamarín en el peugeot gris de Manolo Cejudo junto a ellos dos, mi amigo Angel Luis y Manolo el de Trigueros. La razón, que no se puede castigar a un niño con no ir a ver el Betis. Demasiada pena para cualquier pecador.
Recuerdo nítidamente el año del milagro, cuando Zafra marcó en el Insular de Las Palmas, casi en tiempo de descuento, ese gol beatífico que nos permitió mantenernos un año más en Primera. Y lo recuerdo por esa imagen de don José recorriéndose el pueblo entero con su ABC bajo el brazo, para mostrarle a todo el mundo la portada en la que aparecía codeándose con todos los jugadores y directivos del Betis en la ermita de El Rocío, agradecidos de esa manilla proverbial que nos echó la Virgen cuando ya estábamos desahuciados. O aquella tarde en el supermercado de Manolo y Charo, rogando que, si no era mucho molestia, le rebobinaran una y otra vez un dos a uno al Madrid en el que Calleja, el defensa, conectó un cabezazo inapelable. ¿Cuántas veces pudo ver este hombre aquel resumen del Estudio Estadio?
Uno tiene sus debilidades. A mí me nombran a don José Arrayás y tengo que hacer esfuerzos para contener el par de lagrimones. Porque a veces, cuando doblo la esquina del Valle de la Fuente o paso por la puerta de la iglesia, quiero encontrármelo (con su boina y su alzacuellos) para poder contarle qué fue de aquel Manolito que repetía cada dos semanas vestuario cuando los de las 13 barras ganaban milagrosamente un partido, por aquello de combatir el gafe. ¡Lo que habría disfrutado con las filigranas de Alfonso, con las faltas de Assunçao, con el regate de Joaquín...! Que Dios tenga en su gloria a quien tantas tardes de domingo me dio catequesis de beticismo y bondad.

Del archivo de Facanías

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